Tras señalar que, en comparación con la primera etapa del Sínodo de la Sinodalidad en 2023, este año fue notable la mejoría en la conducción de las mesas de trabajo y en las formas en que se distribuyó el tiempo, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo Primado de México, compartió que a una semana de que concluya la segunda etapa, se vive un ambiente muy fraterno y esperanzador.
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Entrevistado por Vatican News, en su calidad de presidente delegado, se refirió al documento final, señalando que desde el inicio se ha trabajado con la pregunta: “¿Cómo ser una iglesia sinodal-misionera?”, y en ese sentido -dijo-, la Comisión de redacción del documento final ha hecho muy buena recopilación de las distintas intervenciones.
“Todos estamos contentos de ver que en el documento se refleja lo compartido en las mesas de trabajo y en los momentos libres de intervención”.
La importancia de la escucha
El arzobispo de México dejó en claro que el principio fundamental para ser una Iglesia sinodal es la capacidad de escucha en distintos niveles y ámbitos.
“En cuanto a los obispos, algo muy sencillo es hacer la visita pastoral a las parroquias, porque de esa forma nos acercamos a los fieles de cada territorio parroquial. Escucharlos en este ambiente es fundamental, porque ahí nos plantean lo que esperan y necesitan de la Iglesia, y cuando damos respuesta a esas interrogantes y necesidades planteadas, entonces la gente colabora de manera espléndida”, dijo.
La transmisión de la fe fracturada
Aguiar Retes también recordó que quienes más apoyan el trabajo pastoral de las diócesis son las mujeres, ya sea como catequistas, ministros extraordinarios de la comunión o coordinadoras de pastorales específicas. “La mujer hace un papel extraordinario en general en la Iglesia, y esto es fundamental para que lleguemos a los últimos rincones”, apuntó.
Sobre el tema de la familia, señaló que desde el 2012 el papa Benedicto XVI reconoció una fractura en la transmisión de la fe, lo que se suma a la fractura de la transmisión de la fe en lo social.
“Se ha roto el consenso de los valores que antes era lo que determinaba la conducta social, y esos valores eran a favor de la familia, de la buena vecindad, de las relaciones entre unos y otros. Hoy tenemos que retomar de nuevo, a través de la escucha, una la Iglesia en salida y misionera para llevar el mensaje cristiano. Esta es la manera de afrontar este desafío de la fractura de la transmisión de la fe”, consideró.
Un mundo polarizado
Sobre la violencia que sufre la mujer en el mundo, el cardenal Aguiar llamó a tomar conciencia, en primer lugar, de que esta situación existe.
Y añadió: “Lamentablemente, uno de los aspectos que vivimos hoy es una polarización social increíble, que hace que el ámbito de confrontación se vuelva el pan de casi todos los días, y ante eso, pues evidentemente la Iglesia tiene un mensaje de reconciliación, de superar la confrontación de las ideologías. Cada quien puede pensar de manera distinta, pero la relación solidaria, subsidiaria, debe de existir en nuestras comunidades sociales, empezando por la familia”.
¿Qué sigue después del sínodo?
El cardenal Carlos Aguiar Retes consideró que ahora toca que en nuestras propias diócesis hagamos sínodo.
“Que, con la experiencia tenida aquí, veamos este camino y lo recorramos para culminarlo en un sínodo; es decir, partir de una asamblea eclesial, luego dar los pasos de ir en salida con los de las realidades, y volver para plantear qué soluciones debemos promover y llevarlas a cabo en un sínodo para reglamentar el plan pastoral para afrontar los desafíos actuales”, finalizó.