A propósito del “caso Errejón”, una diputada regional de Más Madrid –Loreto Arenillas– ha sido apartada –¿cesada, dimitida?– de su cargo por haber “mediado” –encubierto– en uno de los desmanes sexuales de Íñigo Errejón de hace algún tiempo. Todo ello, por supuesto, presuntamente. En todo caso, la afectada Arenillas parece que ha esgrimido el comodín del “chivo expiatorio”.
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Quizá algunas personas no sepan que lo del chivo expiatorio es una aportación bíblica. En efecto, el ‘Yom Kippur’, el “Día de la Expiación”, es la fiesta bíblica y judía del perdón de los pecados. Su liturgia está explicada en el capítulo 16 del libro del Levítico. Así, se dice que el sumo sacerdote “recibirá de la asamblea de los hijos de Israel dos machos cabríos para el sacrificio expiatorio y un carnero para el holocausto […] Después tomará los dos machos cabríos y los presentará ante el Señor a la entrada de la Tienda del Encuentro. Sorteará los dos machos cabríos: uno para el Señor y otro para Azazel. Tomará el que haya tocado en suerte al Señor y lo ofrecerá en sacrificio expiatorio” (vv. 5.7-9).
Tras asperjar con la sangre de ese macho cabrío y con la de un novillo la tapa del arca de la alianza –el propiciatorio–, que se encontraba en el lugar más sagrado del Templo, el ‘sancta sanctorum’, untará con esas dos sangres el altar de los sacrificios y sus salientes (los “cuernos” del altar”).
Las culpas de los otros
Finalmente, el sumo sacerdote, “con las dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él las iniquidades y delitos de los hijos de Israel, todos sus pecados; se los echará encima de la cabeza al macho cabrío, y después, con el hombre designado para ello, lo mandará al desierto. Así el macho cabrío se lleva consigo, a región desierta, todas sus iniquidades. El encargado soltará el macho cabrío en el desierto” (vv. 21-22). De esta manera, la muerte del macho cabrío en el desierto –Azazel es el nombre de uno de los ángeles caídos que cuenta el apócrifo libro de Henoc, cuya morada es el desierto– significa también la aniquilación de los pecados de Israel, con los que el animal carga simbólicamente.
De esta manera, se entiende que el “chivo expiatorio” es toda aquella persona cuyo sacrificio sirve para expiar los pecados o las culpas de los otros. Ya veremos si el “sacrificio” de Loreto logrará parar la hemorragia culpable –por omisión– de Más Madrid y de Sumar, de cuyo grupo parlamentario era portavoz Íñigo Errejón.