Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

La caracola faro


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El diseñador Javier Díaz Garrido ―hijo del cineasta Agustín Díaz Yanes― ha estado creando durante varias temporadas una serie de muy sugerentes y bellos carteles para el madrileño Teatro de la Zarzuela. Es difícil no fijarse en sus carteles porque son una combinación muy equilibrada de gracia y elegancia, asombro y pensamiento, monumentalidad y carácter. Para ‘La Revoltosa’ ideó que el tronco de la joven diera forma a una tradicional lata y ruleta de barquillero. En ‘La Celestina’, las dos mordidas que tiene una manzana tienen el perfil interior de dos rostros que se acercan a besar. Para Cómicas, un mantón de Manila se dobla como una pajarita de papel que quiere alzar el vuelo y la temporada de danza se encontró una zapatilla de ballet con un castizo balcón en su empeine.



La ópera ‘Marina’ (Emilio Arrieta, 1855) tiene un cartel publicado en octubre de 2024 en el que aparece en el mar una caracola con una escalera interna y una escalinata por su espiral externa que en su punta culmina en una linterna de faro que da luz. Como si fuera un animal mitológico como el centauro, el diseñador del Teatro de la Zarzuela nos presenta a un ser que e mitad caracola, mitad faro. La imagen es inspiradora.

La tierra no impone su piedra y cemento para erigir un faro en las aguas peligrosas, sino que surge del propio mar un ser que quiere salvar a los navegantes. Nuestra propia vida se convierte en portadora de la luz.

Caracola_faro

Javier Díaz Garrido (2024). Marina. Cartel para la ópera ‘Marina’. Madrid: Teatro de la Zarzuela.

Esa caracola es una criatura marina que se ha convertido en luz para los demás. La caracola es símbolo de la llamada a distancia, es la voz del mar que suena en su interior. En este caso, se mezcla la voz y la luz: la voz es luz y la luz es de voz. La caracola no tiene voz propia, sino que solamente es un canal por el que pasa toda la fuerza de la voz de los océanos, que podía ser voz del cosmos profundo. El cartel nos invita a entrar en esa voz oceánica.

Viaje interior

La gran apertura de la caracola muestra una escalera fascinante por la que hacer ese viaje interior a cómo resuena la Voz cósmica en la interioridad. La escalera interior gira paralela a otra escalera exterior, que invita a recorrer exteriores e interiores, todo el ser de la caracola. En ese interior es donde se produce el misterio: la voz se convierte en luz para los hombres, especialmente para aquellos navegantes que atraviesan la incertidumbre o los peligros de la noche y el mar. Necesitamos descubrir en el interior y en nuestra piel la voz mayor de la Creación, en las entrañas y el exterior de nuestra civilización también.

Javier Díaz no nos deja fuera de la caracola, sino que invita a que entremos en ella, a que nosotros mismos seamos canal de ella, a que resuene en nuestro interior y recorra nuestra piel. ¿Acaso no estamos en ese proceso de convertir la gran voz que suena en la Creación en luz para las gentes, especialmente los más vulnerables?