Ante el fallecimiento ayer, 28 de octubre, del cardenal Renato Raffaele Martino, el papa Francisco ha enviado un telegrama al hermano de este, Marcello Martino, en el que expresa sus condolencias por el fallecimiento del que fuera ‘ministro’ de Migraciones de Benedicto XVI.
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“Al escuchar la noticia de la muerte de su hermano, el cardenal Renato Raffaele Martino, me gustaría expresarle mi pésame a todos los familiares y a la Archidiócesis de Salerno-Campagna-Acerno, de la que era sacerdote”, se puede leer en el telegrama del Papa.
En su recuerdo del cardenal Martino, dice, piensa “con gratitud en su larga colaboración con mis predecesores como nuncio apostólico en algunos países asiáticos, y, especialmente, dentro de la Organización de Naciones Unidas, donde no ahorró energías en hacer presente la paternal preocupación del Papa por el destino de la humanidad”. Asimismo, Francisco subraya que Martino “trabajó constantemente por el bien de los pueblos, fomentando el diálogo y la concordia”.
Una vida en la diplomacia vaticana
El cardenal Martino fue presidente emérito del Pontificio Consejo de Justicia y Paz y presidente emérito del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes. Nació en Salerno (Italia), el 23 de noviembre de 1932, y fue ordenado sacerdote el 20 de junio de 1957, obteniendo la licenciatura en Derecho Canónico.
Ingresó a la diplomacia vaticana en 1962 y trabajó en las Nunciaturas de Nicaragua, Filipinas, Líbano, Canadá y Brasil. Entre 1970 y 1975 fue responsable de la sección de Organismos Internacionales de la Secretaría de Estado. El 14 de septiembre de 1980 fue nombrado arzobispo titular de Segerme y pronuncio en Tailandia, delegado apostólico en Singapur, Malasia, Laos y Brunei. Recibió la ordenación episcopal el 14 de diciembre del mismo año de manos del entonces Secretario de Estado, el cardenal Agostino Casaroli, en la Basílica Romana de los Santos Doce Apóstoles.
En 1986 recibió el cargo de observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas (Nueva York), convirtiéndose, así, en el tercer miembro del clero en ocupar este alto mandato, después de Alberto Giovanetti y el arzobispo, más tarde cardenal, Giovanni Cheli. En este cargo participó activamente en las grandes conferencias internacionales promovidas por la ONU, así como en las Asambleas del organismo, donde sus intervenciones tuvieron siempre un impacto notable al abordar temas como el desarme, la pobreza, la defensa de los derechos de la infancia, el problema de Palestina, los refugiados, la libertad religiosa y la promoción de los derechos humanos.
Después de pasar dieciséis años en las Naciones Unidas, fue llamado por Juan Pablo II el 1 de octubre de 2002 para presidir el Consejo Pontificio de Justicia y Paz, donde dirigió su atención a la difícil y grave situación de Venezuela, y al conflicto civil en Costa de Marfil, pero, sobre todo, no dejó de hablar de la trágica situación en el Medio Oriente.
El 25 de octubre de 2004, el dicasterio presidido por el cardenal Martino publicó el esperado Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. En marzo de 2005, el Consejo Pontificio Justicia y Paz, en colaboración con varios institutos universitarios católicos promovieron un Congreso Internacional en el Vaticano para celebrar el 40° aniversario de la Constitución conciliar Gaudium et spes.
Entre 2006 y 2009, fue presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, periodo durante el cual Benedicto XVI unificó la presidencia de este ‘ministerio’ con la del Pontificio Consejo Justicia y Paz.