El franciscano Francisco Javier Garrido Goitia falleció ayer en Bermeo a los 83 años. El religioso vizcaíno alcanzó una notable notoriedad por proponer un itinerario espiritual que se extendió en gran parte de España y que fue reconocido como un referente en la dirección espiritual.
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Sin embargo, prácticamente hace un año el Tribunal de la Rota de Madrid fue condenado por “falso misticismo y solicitación de confesión”, tras la denuncia de dos religiosas. Esta sentencia canónica suponía un antes y un después en el ámbito judicial eclesial, en tanto que, detrás del “falso misticismo” se encontraban abusos sexuales, de poder y de conciencia, que no pudieron ser sentenciados como tal debido a las lagunas del derecho canónico a la hora de juzgar las agresiones a adultos.
Hasta los 95
Tal y como desveló el Arzobispado de Pamplona, los delitos probados acarrearon “la prohibición temporal, hasta que cumpla 95 años, del ejercicio del ministerio sacerdotal, excepto la celebración de la eucaristía que será en privado, sin participación de fieles; la prohibición de publicar artículos o libros, y la de ejercer la dirección o consejo espiritual”. También se le exigió el resarcimiento de daños a las víctimas de 30.000 euros, solidariamente junto con la Orden Franciscana, y a la residencia obligatoria en el lugar previsto por el provincial de los franciscanos de Aránzazu.
A esta condena se sumó una tercera sentencia el pasado mes de junio en la que el Tribunal de la Rota en un caso cuyo delito habría prescrito, dando por demostrados los hechos y solicitando, como en los otros dos casos, el el correspondiente resarcimiento del daño causado a través de una indemnización económica.
Las tres resoluciones de la Rota, que no dejan lugar a dudas sobre los abusos cometidos, llegaron en el ocaso vital de Garrido y han tumbado la credibilidad de este teólogo que dedicó prácticamente toda su vida sacerdotal al acompañamiento de adultos tanto de comunidades religiosas como laicales. Su pensamiento se materializó en numerosas obras ahora cuestionadas como ‘Pedagogía de la afectividad cristiana’, ‘Hacerse mayor y ser cristiano’ o ‘Estructurar e integrar la relación con Dios’.