Francisco ha publicado su cuarta encíclica. ‘Dilexit nos’ actualiza y clarifica la devoción universal al Sagrado Corazón de Jesús, alejándola de cualquier fervor desencarnado con tintes jansenistas: “No es el culto a un órgano separado de la persona de Jesús”.
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- A FONDO: Corazonistas: un latido desbordante que aterriza la nueva encíclica del papa Francisco
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El texto magisterial hace las veces de un electrocardiograma que toma el pulso a un mundo que padece de una alarmante arritmia por las guerras, el individualismo y el consumismo. A la vez, interpela al lector para que se enfrente a “la pregunta más decisiva que cada uno podría hacerse: ¿tengo corazón?”.
Milagro social
Con este punto de partida, tras un exhaustivo análisis bíblico y teológico, además de un alegato en favor de la piedad popular, el Papa subraya una y otra vez que “al mismo tiempo que el Corazón de Cristo nos lleva al Padre, nos envía a los hermanos”. O lo que es lo mismo, todo aquel que quiera acompasar sus latidos con los de Jesús de Nazaret, ha de convertirse, sí o sí, en marcapasos de quien palpita con fragilidad a su lado de tristeza, sufrimiento o agonía. Porque, como asegura el Pontífice, solo “nuestro corazón unido al de Cristo es capaz del milagro social”.