El papa Francisco ha recibido este jueves en audiencia a los participantes en el XI Congreso Nacional del Movimiento de Acción Católica Compromiso Educativo (MIEAC). “El servicio educativo que define vuestro Movimiento trae consigo, hoy quizás más que en el pasado, el desafío de actuar a nivel humano y cristiano”, ha dicho el Papa en su discurso.
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“Educar, como bien sabéis y atestiguan, significa ante todo redescubrir y valorar la centralidad de la persona en un contexto relacional donde la dignidad de la vida humana encuentra plenitud y espacios adecuados para crecer”, ha subrayado Francisco.
Educar con amor
Asimismo, ha apuntado que “en este cambio de época, en pleno proceso de secularización –lo cual es claro: se ve claramente el espíritu de este mundo–, la actividad educativa se encuentra inmersa en un horizonte casi inédito”. En este sentido, “la educación cristiana atraviesa un terreno inexplorado, marcado por cambios antropológicos y culturales, sobre el que todavía buscamos respuestas a la luz de la Palabra de Dios, al mismo tiempo que recogemos las experiencias positivas que muchas familias, escuelas, comunidades parroquiales y asociaciones”.
Por todo ello, el Papa ha animado a ser “educadores con un gran corazón por el bien de los niños, jóvenes y adultos”. “Quien ama educa”, ha recordado Francisco. “Es un criterio, inteligente y lleno de esperanza, a tener presente en todas vuestras actividades. A través de procesos educativos expresamos nuestro amor por los demás, por aquellos cercanos a nosotros o confiados a nosotros; y, al mismo tiempo, es imprescindible que la educación se base, en su método y en sus fines, en el amor. Sin amor no se puede educar”.
