En estos días, ante la tragedia que se está viviendo por el paso de la DANA, se hace difícil no poner el foco en ello. De hecho, pudiera parecer insensibilidad el no hacerlo. Por eso, adapto mi aportación a lo sucedido.
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Qué va a pasar ahora
Además de las tareas de recuperación de las zonas afectadas, el tiempo de duelo por la pérdida de seres queridos, la sanación del shock que ha supuesto para muchas personas… Nos queda un tiempo largo donde, también, se pondrá en primer plano la dimensión política de todo ello. Algo, para lo que no siempre las facciones políticas y sus componentes atienden, precisamente, a criterios de sensibilidad. Así lo hemos visto en multitud de ocasiones.
Ahora comenzará -ya lo ha hecho-, un desfile de opiniones, críticas y análisis para buscar los culpables políticos de lo sucedido. Incluso no faltarán -ya los hay- referencias estrambóticas o difíciles de encajar, pero que no pretenden si no hacer daño a los contrincantes ideológicos. Por no decir la producción de “fake news” y manipulaciones informativas (“la culpa de la DANA es de Marruecos”…).
Obviamente, creo que nunca podremos legitimar el mentir o el desinformar con fines partidistas. Pero en situaciones así… menos aún.
Triste será la sociedad que se construya desde esas actitudes y las termine normalizando.
¿O en presente? Ya está siendo triste.
El ‘VAR’ de la honestidad
En este contexto, traigo una conversación mantenida hace unos días con un popular árbitro malagueño de niveles infantiles, conocido como el “árbitro de la paz”, Ángel A. Jimenez Bonillo. Le tuvimos en un foro formativo que desarrollamos en nuestra organización política y que disfrutamos mucho.
Pues bien, entre las interesantes y constructivas iniciativas que Ángel ha puesto en marcha para liberar al deporte rey de cualquier atisbo de violencia o las prácticas no éticas, está el VAR de la Honestidad. (Para quienes no se manejen en el fútbol, el ‘VAR’ es un sistema de video arbitraje, complementario a la labor de los árbitros de campo, que trata de ayudar a no tomar decisiones erróneas en determinadas jugadas importantes).
El ‘VAR’ de Jiménez Bonillo que, como él nos explicaba, está dando unos frutos inesperadamente preciosos, consiste en que el árbitro en cuestión se dirige directamente a los/as jugadores/as implicado/as en las jugadas polémicas y les pide que digan la verdad sobre lo que ha pasado.
Para los amantes del fútbol, resultaba algo imposible pensar que los propios jugadores podrían optar por ser honestos, incluso a pesar de que eso repercutiera negativamente en el propio equipo -confesar que se ha hecho penalti, o que no ha habido realmente falta por parte de la otra persona…-. Sin embargo, la experiencia de Ángel está siendo todo lo contrario: los/as deportistas salen reforzados/as cuando optan por decir la verdad, aceptar la propia responsabilidad y no “echar balones fueras”. Entre otras cosas, porque reciben el reconocimiento del resto de jugadoras/es y aficionadas/os. Y se convierte en algo inspirador para sucesivas ocasiones.
Todo lo anterior para traer una interpelación crucial: ¿No ganaríamos todos, incluidos/as los/as políticos/as implicados/as, si cada uno/a admitiese con sinceridad los errores cometidos? Porque, errores cometemos todos/as. Y, reconocerlos, son el mejor aprendizaje para procurar que no vuelvan a pasar.
Defendamos el VAR de la Honestidad también para nuestra clase política.
(Y oremos por todas las víctimas del terrible temporal).