Francisco: “Hacen falta universidades que tengan ‘olor a pueblo’, que no pisoteen las diferencias”

“A San Francisco Javier le habría gustado ir a todas las universidades de su tiempo y gritar como un loco por todas partes, para sacudir a los que tenían más conocimientos que caridad e instarles a hacerse misioneros”, ha dicho el Papa en su Lectio en la Gregoriana de Roma

Francisco en la Gregoriana

El papa Francisco se ha trasladado este martes, 5 de noviembre, hasta la Pontificia Universidad Gregoriana. Tal como recoge Vatican News, invitado por el General de la Compañía de Jesús y vicerrector de la Universidad, Arturo Sosa, el Papa reflexionó sobre la misión contemporánea de las universidades.



“A San Francisco Javier –fundador de la Gregoriana– le habría gustado ir a todas las universidades de su tiempo y gritar como un loco por todas partes, para sacudir a los que tenían más conocimientos que caridad e instarles a hacerse misioneros por amor a los hermanos, diciéndoles desde el fondo del corazón: ‘Señor, aquí estoy, ¿qué quieres que haga?'”, dijo Francisco.

Asimismo, el Papa ha recordado durante su ‘lectio’ que “formar significa sobre todo cuidar a las personas, y es por tanto un acto de caridad discreto, precioso y delicado”. Además, ha alertado contra algunas plagas propias de estos ambientes. De esta manera, planteó que se debe evitar el “intelectualismo árido”, el “narcisismo perverso”, “una verdadera lujuria espiritual en la que los demás sólo existen como espectadores que aplauden, cajas que se llenan con el ego de los que enseñan”.

El Papa con los jesuitas en la Universidad Gregoriana

El Papa con los jesuitas en la Universidad Gregoriana

Por la gratuidad del saber

Durante su intervención, Francisco también ha hablado acerca de la importancia de la “gratuidad” del saber. “Es la gratuidad la que nos convierte a todos en siervos sin señor”, afirmó el Papa. “Es la gratuidad la que nos abre a las sorpresas de Dios, que es misericordia, liberándonos de la codicia. Es la gratuidad la que hace sabios y maestros virtuosos. Es gratuidad que educa sin manipular ni atar, que se alegra del crecimiento y alienta la imaginación”.

Pero, para lograr esto, Francisco ha señalado que es necesaria “una universidad que tenga olor a pueblo, que no pisotee las diferencias en la ilusión de una unidad que sólo es homogeneidad, que no tenga miedo de la contaminación virtuosa y de la imaginación que reaviva lo que agoniza”.

Por otro lado, ha añadido que “la universidad debe generar una sabiduría que no puede nacer de ideas abstractas concebidas sólo en un escritorio, sino que mira y siente las dificultades de la historia concreta, que toma su fuente en el contacto con la vida de los pueblos y los símbolos de las culturas, escuchando las preguntas escondidas y el grito que surge de la carne sufriente de los pobres”.

“Durante muchos siglos, las ciencias sagradas miraron a todo el mundo por encima del hombro. Hemos cometido muchos errores. Es hora de que todos seamos humildes, de que reconozcamos que no sabemos, que necesitamos a los demás, especialmente a los que no piensan como yo”, subrayó el Papa, pidiendo “menos sillas, más mesas sin jerarquías, codo con codo, todos en busca del conocimiento, tocando las heridas de la historia”.

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