La Asamblea Especial para Asia del Sínodo de los Obispos tuvo lugar del 18 de abril al 14 de mayo de 1998. Su tema fue ‘Jesucristo el Salvador y su misión de amor y de servicio en Asia: “Para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10)’. ‘Ecclesia in Asia’ (EA) reconoce que reuniones anteriores de los obispos asiáticos contribuyeron a la preparación del Sínodo. De particular importancia en este sentido fueron las asambleas plenarias y los seminarios organizados por la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC) y sus comisiones (cf. EA 3).
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“La Iglesia vive y cumple su misión en circunstancias concretas de tiempo y espacio”. Por esta razón, “si el pueblo de Dios en Asia quiere responder, mediante la nueva evangelización, a la voluntad de Dios sobre él, debe tomar profunda conciencia de las complejas realidades de ese continente”.
Para los participantes en el Sínodo, la misión de la Iglesia en Asia está “condicionada por dos factores: en primer lugar, por la comprensión de sí misma como comunidad de los discípulos de Jesucristo, reunida en torno a sus pastores; y en segundo lugar, por las realidades sociales, políticas, religiosas, culturales y económicas muy diversas en el inmenso continente asiático” (EA 5).
Tres realidades
De ahí que el primer capítulo del documento trate del contexto asiático. Habla de las tres realidades generales y penetrantes del continente: la pobreza (7) y la diversidad de culturas y religiones (6). Describe la situación de las familias asiáticas (46), los jóvenes (47), las mujeres (7) y los pueblos indígenas (7). También considera el amplio y profundo impacto de la globalización (39), la tecnología de las comunicaciones (7, 48) y los fenómenos interconectados de la migración y la urbanización (7).
En cuanto a la evangelización, la exhortación hace hincapié en el anuncio, el testimonio y el diálogo. “No puede haber auténtica evangelización sin la proclamación explícita de que Jesús es el Señor” (EA 19). El documento señala las “dificultades para proclamar a Jesús como único Salvador”, dado que “las creencias de las grandes religiones de Asia [están] profundamente entrelazadas con valores culturales y visiones del mundo específicas” (20).
Valor del diálogo
También señala que “el testimonio silencioso de vida sigue siendo hoy la única forma de proclamar el Reino de Dios en muchos lugares de Asia, donde la proclamación explícita está prohibida y no existe, o es muy reducida, la libertad religiosa” (23). Se reconoce el valor del diálogo que la Iglesia en Asia adopta como forma de ser y hacer misión (cf. 29)
El documento hace referencia al diálogo con las culturas, las religiones y los pobres. “El Evangelio y la evangelización no se identifican con la cultura; más aún, son independientes de ella. Y, sin embargo, el Reino de Dios llega a personas profundamente vinculadas a una cultura, y la construcción de ese Reino no puede por menos de tomar prestados elementos de culturas humanas” (EA 21).
Amor por los pobres
“El diálogo interreligioso es mucho más que un modo de promover el conocimiento y el enriquecimiento recíprocos; es parte de la misión evangelizadora de la Iglesia, una expresión de la misión ‘ad gentes’” (31). “La Iglesia en Asia… está llamada a vivir una comunión de vida que se manifiesta de modo particular en el amoroso servicio a los pobres e indefensos” (32). En este sentido, “la Iglesia demuestra un amor preferencial por los pobres y los que carecen de voz, porque el Señor se identificó con ellos de modo especial” (34).
El documento también hace referencia al diálogo con la creación: “Corresponde a los cristianos y a quienes creen en Dios Creador la tarea de proteger el medio ambiente, restableciendo el sentido de respeto por todas las criaturas de Dios” (41).
Meditar y contemplar
La meditación y la contemplación, cuya práctica forma parte de la vida cotidiana de muchos asiáticos, tienen raíces culturales. En la cosmovisión asiática, se considera que la verdad está arraigada en lo real en oposición a lo ilusorio; por lo tanto, es necesario acercarse a la verdad mediante la meditación y la contemplación. En Asia, solo aquellos que han experimentado lo Último pueden ser testigos creíbles.
En este contexto, la dimensión contemplativa es vital para hacer misión. “La misión es acción contemplativa y contemplación activa. Por tanto, un misionero que no tenga una experiencia profunda de Dios en la oración y en la contemplación, tendrá poco influjo espiritual o poco éxito en el ministerio” (23). De hecho, “en Asia, en la que coexisten grandes religiones, donde personas y pueblos enteros tienen sed de lo divino, la Iglesia está llamada a ser una Iglesia de oración, profundamente espiritual, aunque esté implicada en preocupaciones humanas y sociales inmediatas” (23). (…)
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Índice del Pliego
LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL ‘ECCLESIA IN ASIA’
LA FEDERACIÓN DE CONFERENCIAS EPISCOPALES ASIÁTICAS
RECEPCIÓN DEL SÍNODO Y DE ‘ECCLESIA IN ASIA’ POR PARTE DE LA FABC
CONTEXTO ASIÁTICO: MEGATENDENCIAS
LA VISIÓN QUE LA IGLESIA EN ASIA TIENE DE SÍ MISMA
EL MULTIDIÁLOGO DE LA IGLESIA EN ASIA
El triple diálogo con las culturas, las religiones y los pobres
- Con las culturas
- Con las religiones
- Con los pobres
Diálogo con la creación
Diálogo con las familias, los jóvenes, las mujeres, los pueblos indígenas, los migrantes y los refugiados
- Familia
- Juventud
- Mujeres
- Pueblos indígenas
- Migrantes y refugiados
CONTEMPLACIÓN
CONCLUSIÓN