Tribuna

La formación actual de seres íntegros en el mundo de hoy

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Observando la realidad en este tiempo complejo, incierto, nada es normal, ni volveremos a ser lo que un día fuimos; siendo conscientes de nuestro quehacer diario hombres humanos, frágiles.



Podríamos decir que el mundo de hoy nos reta a todos: científicos, educadores, ingenieros, médicos, sacerdotes, filósofos, psicólogos, etc., a plantearnos seriamente nuestra responsabilidad para buscar el sentido de la vida y sentir en el corazón las necesidades básicas no resueltas que generan más pobreza.

La afirmación de Ignacio Ellacuría de que nuestro mundo solo puede tener salida en una «civilización de la pobreza”, para dejar claro que «pobreza» no significa aquí ‘carencia’ ni ‘necesidad’, sino simplemente ‘sobriedad’.

La solidaridad del papa Francisco

El papa Francisco nos dice que la salida a esta crisis de la humanidad actual es ser solidarios; como una primera respuesta a las necesidades más urgentes a tantas problemáticas del hombre: “Una nueva era de solidaridad debe poner a todos los seres humanos en el mismo plano de dignidad, cada uno asumiendo su propia responsabilidad y contribuyendo para que todos —uno mismo, los demás y las generaciones futuras— puedan prosperar”. (Francisco).

Los problemas del hombre de hoy, no sólo son económicos y sociales, sino que también se plantea la ecología y el cuidado por el planeta, nuestra casa común: se ha propuesto una economía circular del reciclaje, una economía y ecología integral; al igual que las ayudas humanitarias como lo hemos observado ante los cambios climáticos, como en Valencia y Barcelona (España), o en ciudades como Bogotá y Medellín (Colombia) por poner algunos ejemplos.

Sigue siendo una pregunta abierta ante la crisis del cambio climático en la humanidad: ¿Qué hacer frente a estos cambios climáticos que nos superan? ¿Estamos preparados para nuevas situaciones planetarias? ¿Tenemos conciencia de nuestra responsabilidad con nuestro planeta?

Manos Juntas

Dios es vida, No Muerte

Dios es vida, no muerte, comprender la lógica de la vida es descubrir que la humanidad siempre ha tenido que afrontar sus peores momentos y crisis durante todas las épocas y todos los tiempos, donde siempre ha salido de situaciones complejas e inciertas. El meditar sobre un texto de los padres de la Iglesia en los primero siglos, nos hace pensar que nacimos para afrontar las crisis y siempre dar respuestas oportunas: “Cristo lo es todo para nosotros”.

Si quieres curar una herida, él es médico; si tienes sed, es fuente; si estás oprimido por la iniquidad, es justicia; si necesitas ayuda, es fuerza; si temes la muerte, es vida; si deseas el cielo, es camino; si huyes de las tinieblas, es luz; si buscas alimento, es comida” (San Ambrosio, El Gran Arzobispo De Milán, La Virginidad, 99: Saemo, Xiv, 2, Milán-Roma 1989, P. 81.).

Esto ha sido inspirador a la hora de plantear la respuesta al hombre de hoy: ¿Será que nuestras ayudas solidarias de nuestra Iglesia y fundaciones responden oportunamente a las necesidades de la gente hoy?

Una Iglesia que acompaña es un gran reto hoy

La reflexión debe ser más profunda, desde los encuentros virtuales con especialistas e interdisciplinarios, se dan grandes disertaciones que ayudan a acompañar a las personas, intercambios culturales e incluso enfrentamientos normales por buscar algunas salidas al momento que atravesamos.

En el transcurso del día a día se vuelve cada vez más urgente, encontrar un sentido a la vida presente y una respuesta al futuro que de por sí es incierto, nada es seguro, somos pasajeros en la vida, somos efímeros y un día dejaremos de existir y nos seguimos preguntando: ¿Tendrá sentido lo que hacemos? ¿Los voluntariados y los planes para mitigar catástrofes de nuestros gobiernos responden a las expectativas de las personas que esperan ser ayudadas?

La incertidumbre

Estas situaciones nos hacen observar que lo que sacia el corazón del hombre no son nuestros discursos bonitos y elocuentes, lo que realmente sacia el corazón frágil del hombre es Jesús para los creyentes con fe y que se repite en la historia, tanto en los inicios del cristianismo cuando los judíos se convertían al cristianismo, como para nosotros hoy en día; algo está cambiando, pero sigue siendo vigente y actual, dar respuestas esperanzadoras.

Aun en medio de tantos adelantos científicos y elaboraciones elocuentes de grandes discursos, volver sobre lo fundamental: la fe ante la incertidumbre o recuperar la esperanza ante la mayor crisis de la humanidad de nuestro tiempo. propuesta innovador de esta gran obra del Minuto de Dios en Colombia.

Superar la crisis hoy

“No podemos manejar la azarosa distribución de algunas desgracias, ni la indeseada aparición de una enfermedad, ni la dolorosa partida de lo que queremos. No podemos, y nos cuesta aceptarlo, controlar la conducta, el pensamiento o el sentimiento de los demás. La humanidad va acercándose, poco a poco, a la sabiduría de la aceptación: la aceptación de la realidad (tiempos de crisis), no como resignación, sino pérdida de la urgencia (Bucay, Jorge, empieza hoy el resto de tu vida, ed Oceano, 2017, P. 48), como polarizarnos sobre un aspecto de las necesidades del hombre como por ejemplo, el económico sobre la vida o el materialismo sobre la humanidad.

De estos argumentos, nace la necesidad que tiene el ser humano de asumir su propio duelo (sentirse caer, débil y cansado) se convierte en una salida para poder comprender y asumir esta crisis. Pero sabernos frustrados es una parte importante de la vida y, por supuesto, es un aspecto sustancial en el motor de nuestro desarrollo y crecimiento.

¿Cuál es el motor principal de tu vida? Aquí se resume las competencias en este breve escrito, en el tema que nos compete sobre las competencias, habilidades, destrezas y características propias de una persona voluntaria en cualquier obra, por eso ante cualquier situación que nos supera siempre existirán nuevos retos a nivel de entidades oficiales (gubernamentales) y privadas (eclesiales o empresariales).

¿Cuál es el motor de nuestra vida?

Esto quiere decir que nuestra vida se desarrolla entre la alegría y el dolor. Hay días de gran gozo y satisfacción abundante con una felicidad que parece hacer explotar nuestro corazón. Pero también hay días en que nos sentimos perdidos, confundidos sobre nuestros propósitos y solos ante nuestras dificultades.

Disfrutamos la alegría de un bebé, una amistad profunda, las celebraciones, un matrimonio, una ordenación sacerdotal… y sufrimos el dolor o la tristeza del duelo por la muerte de un ser querido, una separación, un padecimiento físico, las personas que han perdido a alguien… todo esto hace parte de la vida. Ahí es donde nos exige la gente a nosotros pastores de almas, recordemos al Eudista Félix Ruiz, que murió bendiciendo, después del accidente de tren, corto la sotana y la amarro en su estómago de manera heroica y empezó a confesar, hasta el último suspiro de su vida.

Esto es estar en todo momento acompañando la comunidad y a quien lo necesite, a las familias en sus problemáticas, de acuerdo al tiempo y espacio, y sabiendo ser cercanos y guardar las distancias como regla y norma de una verdadera competencia y que al mismo tiempo se convierte en una pastoral efectiva.

La esperanza cristiana

San Pablo, en su ministerio en la comunidad tuvo muchas experiencias cercanas con esta esperanza cristiana que supera y trasciende o va más allá al ser felices en la tierra. Pero no pretendamos ser felices sin sufrimiento ni dolor, porque esto hace parte de la vida, es más sufrimos cuando nos traicionan, cuando nos engañan, cuando nos critican, cuando hablan mal de un amigo cercano o un sacerdote de la comunidad, cuando las personas no ayudan a los demás a ser felices.

Este mundo presente con toda la belleza y maravilla, no puede compararse con la felicidad plena en el cielo o en la plenitud de los tiempos. No pretendamos que la felicidad en la plenitud la alcanzamos en esta vida, no perdamos el centro de nuestra vida que es Jesús quien nos llamó en este camino de discernimiento vocacional y existencial, que existen cosas superfluas que nos distraen y no nos ayudan en la vida comunitaria, espiritual y que nos decepcionan.

Pero no podemos perder el verdadero horizonte del quehacer del candidato en sus competencias, para que así sirvamos al señor en el futuro como sacerdotes en la obra del Minuto de Dios. Lo que sembremos hoy se cultivará el día del mañana, conozco candidatos que las personas de la obra los reconocen por su servicio desinteresado y alegre, al mismo tiempo que han pasado por la obra sin dejar huella.

Es normal, cuando nos entusiasmamos, nos interesamos y nos apasionamos por algo, damos más de lo que nos exigen y sentimos el compromiso con la obra Minuto de Dios, al tiempo que nos identificamos con la misma. Al que sabe le gusta y lo que nos gusta lo saboreamos, lo vivimos y nos lo gozamos siendo felices y alegres con el trabajo en las competencias.

La caridad comienza por casa, cuando nos abrimos a la acción de Dios en nuestras vidas, la palabra siempre tiene algo que decirnos a nuestra vida, puede haber una palabra que nos toca y nos ilumina en algunas decisiones trascendentales en la vida. “Ese es nuestro ministerio, lo tenemos por pura misericordia de Dios…Con todo llevamos este tesoro en vasos de barro para que esta fuerza soberana parezca cosa de Dios y no nuestra (II Cor. 4, 1 y 7).

Itinerario de las competencias desde una mirada eudista

“Somos los misioneros de la divina misericordia, enviados por el Padre de las Misericordias para distribuir los tesoros de su misericordia a los pecadores (San Juan Eudes, O.C. X, 399). “Recuerden que siendo ésta una obra totalmente apostólica, tienen necesidad de una intención muy pura, de profunda humildad; de desconfianza de sí mismo, y de una gran confianza en Dios” (San Juan Eudes, O.C. X, 449-450).

Esta es nuestra misión ser misericordiosos en esta vida con los pobres, no es solo un acto de caridad, se puede ayudar al necesitado, pero más que eso es hacer algo por el pobre, el minuto de Dios hace banquetes para dar casas a personas necesitadas, ayuda con recursos a empresarios que han perdido todo o están atravesando un momento difícil.

El plan padrinos ayuda a niños que no pueden estudiar con becas y el kit de ayudas escolares lo importante es ayudar con nuestras obras y de esta manera ser generosos en ayudar a los más necesitados.

El panorama aunque es desalentador, nosotros como cristianos y defensores de la igualdad y los Derechos humanos, en la práctica pastoral debe imperar el acompañamiento atento a muchas familias, comunidades de la periferia que nos consultan y esperan de nosotros los pastores una fina comprensión, una atenta escucha, una ayuda espiritual en un ambiente de confianza para superar sus crisis y dificultades.

En fin, la esperanza puesta en las manos de los candidatos hoy y futuros sacerdotes, se sustenta en el pilar del Evangelio: Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre, porque las crisis nos ayuda a madurar y crecer en las situaciones adversas que vivimos a diario en nuestra sociedad, ser sal que no pierde su esencia, ser luz que no pierde su resplandor, porque somos hombres como vasijas de barro que llevamos tesoros por dentro: el anuncio del reino de Dios.


Por Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios