En su mensaje a los más de 150 obispos reunidos en la 117 asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el arzobispo Rogelio Cabrera López, quien presidió el organismo durante dos trienios (2018-2021 y 2021-2024), se refirió a los principales desafíos que enfrentó durante su gestión, entre ellos, la pandemia y la llegada de un gobierno de izquierda a la Presidencia de la República.
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Llamados a ser sal
El arzobispo de Monterrey, quien este 12 de noviembre dejará el cargo, advirtió a sus hermanos obispos que, así como la sal puede perder su esencia y dejar de darle sabor a las comidas y de conservar alimentos, también los pastores pueden perder aquello que debería identificarlos.
“Somos llamados a ser esa sal, acogiéndonos al amor de Cristo, identificándonos con su Sagrado Corazón, tal y como el papa Francisco nos lo acaba de recordar en su reciente encíclica”, dijo, y los llamó a no renunciar a su esencia pastoral y misionera.
El PGP, el mapa de ruta
El arzobispo Rogelio Cabrera destacó el Proyecto Global Pastoral (PGP) con el que la Iglesia en México busca dar respuesta a la petición que le hiciera en el 2016 el papa Francisco para involucrar a la comunidad católica en un proyecto pastoral que contribuyera a solucionar la situación del país.
Al respecto, aseguró que el PGP ha querido ser una forma eficaz de hacer operativas las estructuras e instancias eclesiales, y una expresión de la unidad y la colegialidad entre los obispos que conforman la Conferencia.
Para Cabrera, se trata de un “sueño de Iglesia y país que queremos ser y tener en México; es una expresión de la unidad y la colegialidad entre nosotros los obispos desde los dos principios teológicos que lo han animado: la colegialidad de la comunión y de las Iglesias al interior de la Conferencia Episcopal.
Consideró que con este proyecto pastoral la Iglesia tiene un rumbo definido que orienta, guía e ilumina los planes diocesanos de pastoral, así como la organización de las comisiones y dimensiones.
En este sentido, recordó que también se creó la Secretaría Técnica en la CEM, que junto con el equipo base de Vicarios de Pastoral y a los secretarios de Comisiones Episcopales, han acompañado los procesos pastorales a nivel nacional dando a conocer el PGP, sus seis opciones y 35 compromisos pastorales.
Respetuosos, pero firmes
El hasta hoy presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano recordó a sus hermanos obispos que en el año 2018 inició un nuevo gobierno en México, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, con quien -dijo Cabrera- hubo relaciones institucionales.
“Personalmente platiqué en varias ocasiones con el Presidente de la República y con diferentes secretarios de Estado, haciéndoles ver nuestras preocupaciones en torno a la violencia y a su carácter expansivo, el problema de salud y de educación, sobre todo entre la población más pobre”.
Hubo continuos pronunciamientos -abundó-, tanto en el Consejo de Presidencia como en el Permanente, sobre los diferentes acontecimientos que afectaron al país: “Siempre intenté que fuéramos respetuosos, pero firmes; ajenos lo mismo a la belicosidad que a la cobardía. Nunca acepté (…) ser vocero de corporaciones y grupos que en mi opinión buscan más defender sus propios intereses que los de la nación”.
El impacto de la pandemia
En el 2020 llegó la pandemia del coronavirus Covid-19, que fue uno de los momentos que más desafiaron a la Iglesia durante la gestión de Cabrera. A nivel personal -recordó el arzobispo- tocó nuestro pensamiento, nuestros sentimientos y nuestras acciones.
Continuó: “A nivel institucional, impactó a la Iglesia en la forma de coordinarse y orientarse, así como en la manera de acercarse a la realidad social; sin embargo, mostramos nuestra capacidad de discernir y decidir a favor de todo el pueblo. Además de atender las necesidades más urgentes, fuimos descubriendo la manera de interactuar con ayuda de las redes sociales. Despedimos a muchos hermanos y hermanas que fallecieron. Todavía seguimos experimentando su impacto en una crisis que se continúa escribiendo y reflejando en áreas como salud, educación, desigualdad social (…) Me pregunto si realmente hemos podido recoger los distintos aprendizajes que nos dejó esta experiencia, y si hemos actuado en consecuencia”.
Una lucha constante por la paz
Le tocó también ejercer su papel como Presidente de la CEM durante un sexenio en el que fueron asesinados varios sacerdotes, siendo los más conocidos los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, el 20 de junio de 2022 en Chihuahua, y recientemente del padre Marcelo Pérez en Chiapas.
Para él, ellos sólo son una muestra del deterioro institucional que ha sufrido México y que ha afectado a la Iglesia.
Recordó que, a raíz del asesinato de los jesuitas, junto con la Conferencia de Superiores Mayores de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, iniciaron los ‘Diálogos por la paz‘, que se llevaron a cabo en Puebla, del 21 al 23 de septiembre de 2023. Para llegar a ellos, hubo más de 1000 conversatorios y 50 foros sobre la paz a lo largo y ancho de México, que concluyeron con la propuesta de la Agenda Nacional de Paz, con siete acciones clave para alcanzar la paz en el país.
Perdón por las faltas cometidas
En su mensaje, el arzobispo Cabrera López también habló de los Encuentros Eclesiales de México, en busca de nuevos caminos para responder a los principales desafíos que se viven, así como del camino de preparación para celebrar los 500 años del Acontecimiento Guadalupano con el objetivo de que los católicos mexicanos se encuentren con Dios a través del mensaje de la Virgen de Guadalupe.
Además, advirtió de algunos desafíos sociales para los próximos años, tanto en el contexto internacional como en el nacional. Ante esta situación, dijo: “considero necesario mantener las ideas fuerza que nos han acompañado en estos años: diálogo, no confrontación, sentarnos a la mesa con otros actores de la sociedad, escucha, cercanía, señalamientos respetuosos, apertura todas las fuerzas políticas hacia sujetos emergentes y oración por los gobernantes”.
Y en el contexto eclesial -apuntó- el principal desafío será continuar caminando a la velocidad del Papa y entender bien su llamado a la acción concreta en el entendido que cada vez las conferencias tendrán mayores responsabilidades para reflexionar y tomar decisiones, lo que exige gran capacidad de diálogo y discernimiento.
“Quiero concluir disculpándome por las fallas cometidas en este tiempo, a la vez que agradeciéndoles su paciencia y su confianza”. Y citando al papa Francisco, concluyó: “Pidamos alas y raíces: alas para volar, soñar y crear, para imaginar y construir un México diferente, en el que la Iglesia sea la sal que da sabor y protege, y también solicitemos raíces para absorber de nuestro pueblo la ancestral sabiduría-savia que posee, para ser fieles a nuestra historia, construyendo nuevas etapas de la misma”.