Conmoción en la Iglesia latinoamericana por la expulsión de otro obispo nicaragüense

En un mensaje dirigido al cardenal Leopoldo Brenes, el CELAM expresó su dolor por los “acontecimientos que afligen a la Iglesia que peregrina en Nicaragua”

Carlos Enrique Herrera, obispo de Jinotega

Luego de que medios disidentes de Nicaragua y la abogada en el exilio Martha Molina dieran a conocer la expulsión a Guatemala del obispo de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Carlos Enrique Herrera, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), expresó su conmoción por la expulsión de otro obispo nicaragüense.



En un mensaje dirigido al cardenal Leopoldo José Brenes, arzobispo de Managua y vicepresidente del episcopado nicaragüense, el CELAM, cuyo presidente es el arzobispo de Porto Alegre (Brasil), Jaime Spengler, manifestó su dolor por los “acontecimientos que afligen a la Iglesia que peregrina en Nicaragua, y particularmente por la situación que están atravesando varios obispos y sus diócesis”.

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Arzobispo Jaime Spengler, presidente del CELAM

El CELAM se solidarizó con el obispo Herrera y señaló: “rezamos para que esta situación se solucione pronto y pueda regresar a su patria”.

El respaldo a todos los obispos de Nicaragua

El CELAM expresó su deseo de acompañar el caminar de la Iglesia nicaragüense en estos momentos, y manifestó nuevamente “su cercanía y disponibilidad fraterna para con todos los obispos y el Santo Pueblo Fiel de Dios, que, con la fortaleza de la fe, son testimonio de fidelidad al Señor que resplandece hacia todo el continente”.

Asimismo, encomendó la Iglesia en Nicaragua a “la intercesión de la Purísima, madre de todos los nicaragüenses”.

De acuerdo con lo publicado por los medios disidentes, la expulsión se habría debido a que el 10 de noviembre, al celebrar la misa vespertina en la Catedral de Jinotega, el gobierno municipal organizó un evento con altoparlantes en la explanada principal, lo que impidió a los fieles participar adecuadamente de la celebración, por lo que el obispo responsabilizó al alcalde Leónidas Centeno, calificando los hechos como “sacrílegos” y faltos de respeto.

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