Creo que uno de los motivos por los que es difícil que lleguen personas competentes a los gobiernos proviene de la dinámica interna de los partidos políticos. Estas organizaciones se han ido convirtiendo, a lo largo del tiempo, en estructuras que no potencian a las personas más competentes para gobernar sino a quienes son más hábiles para subir en un organigrama. Los motivos por los que esto sucede son varios. El primero tiene mucho que ver con la estructura competitiva que reina en su seno.
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He dado clases algunas veces en el grado de Ciencias Políticas. Allí, con frecuencia, vienen alumnos que están involucrados en las juventudes de diferentes partidos políticos. Fuesen de la tendencia que fuesen, todos ellos coinciden en lo mismo: tus peores enemigos los tienes en tu propio partido. Porque todos ellos aspiran a subir dentro del organigrama. ¿Para qué si no quieres estar en un partido político? Su pretensión es alcanzar un sitio para estar en la lista de un ayuntamiento, o de un gobierno regional o mejor, para ir a Madrid como diputado. Para ello tienen que competir con tus propios compañeros de partido. Y a esto es a lo que se aprende en el partido, a competir, a dar codazos para hacerse sitio, a no moverse de la foto para estar en ella en el momento adecuado.
He conocido a gente que han estado años así, de un puesto interno a otro, siempre preocupados por quien tiene el poder en cada momento en el partido, siempre intentando estar donde había que estar para estar bien situado en los puestos más seguros. Algunos de los que he conocido directamente haciendo esto han llegado a ser diputados nacionales y hasta ministros (de diferentes partidos) y claro, cuando llegan al sitio al que aspiran ¿Qué saben hacer? Precisamente eso, competir, dar codazos, saber quien les puede hacer sombra, conspirar para estar el en lugar adecuado en el momento preciso. Y esto lo hacen bastante bien, por eso están donde están.
Balones fuera
Todos somos expertos en lo que hacemos más frecuentemente. Si una persona lleva varios años de su vida dedicado a estas intrigas palaciegas, a buscarse un lugar dentro del partido, eso es lo que va a saber hacer. Por ello no es de extrañar que cuando tienen puestos de gobierno, la mayoría siga haciendo lo mismo en sus nuevas responsabilidades. Por eso parecen más atentos a saber las consecuencias de sus actos para su posición de poder que en gestionar bien aquello que está bajo su responsabilidad. Por eso, cuando creen que algo puede estropear su carrera política van a intentar capear el temporal y tirar balones fuera. Y si es el otro quien lo hace mal, se van a lanzar sobre él para pedirle responsabilidades y provocar su caída.
Precisamos de partidos políticos que estén en otra dinámica, que logren ser organizaciones que promuevan a los más competentes y que estos sean los que asuman los puestos de responsabilidad. No queremos gobernantes hábiles en intrigas palaciegas, sino autoridades competentes en el arte de gobernar.