Agradecer es de bien nacidos, quien expresa con palabras de agradecimiento alguna acción recibida genera un ambiente de confianza y sinceridad. Para diferentes personas es complicado mencionar la palabra: ‘gracias’. En ocasiones algunas personas se incomodan al recibirla, me sucedió, especialmente en España, mi constante forma de agradecer me llevó a recibir en más de una ocasión frases como: —No vuelvas a decirme gracias—.
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Comprendo que, si en México omitimos esta palabra, nos percibirían como personas altaneras y con falta de educación, así las cosas con la cultura. Hace algún tiempo y recordando mis inicios en la universidad, me invitaron a escribir en el periódico y mi primera aportación fue una reflexión dedicada al agradecimiento.
Confieso que me ilusionó mucho ver impresa mi colaboración, aún guardo con cariño esa emoción tan especial, puedo darme cuenta que desde siempre ha sido muy importante para mí el tema de agradecer. Pero en el ámbito espiritual, debemos ser agradecidos de forma constante y por supuesto sincera.
Agradecer en medio de lo difícil
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4, 6-7.
La vida y la oportunidad de tenerla es algo que debemos agradecer a Nuestro Padre Celestial, los dones que se nos han dado sin merecimiento alguno, también deben ser agradecidos frecuentemente, el trabajo, el alimento, el techo, la familia y tantas cosas que hay en nuestra vida. Mostrar nuestro agradecimiento con el pensamiento, corazón y palabra es reconocer nuestra pequeñez y humildad.
Hace algún tiempo compuse un canto y en una de sus partes dice: “Agradezco el alimento que en nuestra mesa hay y que Dios con nosotros está”. Lo verdaderamente difícil es agradecer en medio de lo difícil, cuando las cosas no van bien, cuando las dificultades se presentan y parece que no nos dejarán nunca.
Vida alejada de las pretensiones y falsas apariencias
En ocasiones las cuentas bancarias están vacías y los pagos se avecinan, es ahí donde debemos agradecer, porque Dios es el proveedor en nuestras vidas y debemos confiar que nunca nos abandonará; sin embargo, la responsabilidad es el resultado de la forma en que hemos tomado decisiones, por eso, una vida alejada de las pretensiones y falsas apariencias, dudo mucho que nos lleve a enfrentar una crisis financiera.
Aunque eso es otro tema, no hay que olvidar que, debemos aspirar a una vida sencilla para disfrutar plenamente de los dones recibidos. El profeta Habacuc también luchó por ver la provisión de Dios en su vida. Discutió con Dios, se quejó y luchó con Él.
Finalmente se rindió y dijo: “Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas; aunque falte el producto del olivo, y los campos no produzcan alimento… Con todo yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en el Dios de mi salvación”. Habacuc 3,17-18.