Tribuna

Está y… adviene en 4D (II)

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“Que la fuente de fuerza que bendijo a los que nos preceden. Ayúdanos a encontrar el valor para hacer de nuestra vida una bendición. Quien nos protege a todos los pueblos, nos de sanación y luz al universo. Bendícenos Dios nuestro, a toda la humanidad, renovando el alma, renovando el cuerpo y decir juntos ¡Amen! (Sosa, Patricia & Nisnik, Karen, 2020)



Transformaciones eclesiales

Todo el adviento está traspasado por la alegría. En este II Domingo, según circunstancias pastorales, se utilizarán las lecturas del día o de la solemnidad de la Inmaculada Concepción. En ambas selecciones de lecturas hay un hilo común: la promesa y presencia del ya viniente provocan alegría y transformación.

1. Comunidades alegres

Quítate tu ropa de duelo y de aflicción, Jerusalén, vístete para siempre con el esplendor de la gloria de Dios (Bar. 5, 1)

La alegría bíblica suscitó comunidades que, de acuerdo a sus realidades, buscaron compartir la experiencia del Evangelio a través de multiplicidad de elementos y estrategias. Ya el profeta Baruc invitaba a la danza porque la promesa está al alcance de la mano.

La alegría de la Presencia y realización de la promesa provocó que los seguidores de Jesús buscaran contagiar el gozo del “lucero que no tiene ocaso” (CEA – Misal Cotidiano, 2011, pág. 521).

Según un autor, el movimiento cristiano original, se caracterizaba por una transformación de los modelos hegemónicos. Eran capaces de renovar desde adentro y generar estructuras incómodas o políticamente incorrectas: la comunidad cristiana vive y propone la fraternidad universal en un mundo estamental, verticalista y patriarcal, de comensalidad abierta en un contexto donde no todos tenían lugar en la misma mesa, de ministerios al servicio de la asamblea con una orientación teológica en la elección de esos servicios, de inclusión en un contexto de segregación y exclusión, de simplicidad y alegría en donde las religiones de la época eran solemnes, frías, estáticas y monoparlantes (Aguirre, Rafael, 2018).

2. Comunidades graciosas

“Alégrate María, llena eres de gracia, el Señor está contigo”

Alégrate porque eres llena de amor. La felicidad es fruto de amor, donde hay amor hay alegría. La Trinidad ama y, por amor, crea. Por lo tanto, hace feliz y provoca risas y sonrisas. Es por ello que, en varios textos del Evangelio de Jesús, podemos encontrar referencia a ambas palabras como si fueran intercambiables: felicidad – amor. En la fe cristiana, felicidad es amar, amar es ser felices. En Jesús cada “felices” de las Bienaventuranzas podríamos traducirlo por “Amen a/ Ámense”. Por ejemplo, “Felices los pobres…”, es como afirmar: Amen a los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos.

En la Anunciación “Alégrate María”, podríamos indicar “Amada eres María”. En la visitación a Isabel, podríamos aseverar que el “niño salto de amor en su vientre”. La afirmación “Ámense los unos a los otros”, podría ser considerada como “felicítense los unos a los otros”.

Alegría y amor provienen del mismo Dios, como dones teologales, porque son la consecuencia de la manifestación de la Ruah en la vida: “el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia” (Gal. 5, 22 – 23) El amor y gozo del Padre/Madre consiste en que seamos uno en la felicidad, etc. Así continuamos devolviendo el gusto de gusto de vivir… y de sonreír.

Cuando la presencia se torna positiva, liberadora y promotora de libertad, la felicidad es el fruto maduro de esa cercanía. En el estilo cristiano (espiritualidad), la presencia de la Trinidad está testimoniada de principio (proton) a fin (sjaton). Desde la creación evolutiva hasta la parusía hay un eco del “yo soy, yo estoy”, porque visita y redime a su pueblo (Lc. 1, 68) que prorrumpe en bendiciones y aclamaciones de alegría (Lc 2, 29 – 32), porque garantiza una fiesta en abundancia (Jn. 2, 1 – 11), que serena (Jn. 14, 1), da paz (Jn. 20, 21. 26) y quita el miedo (Lc. 24, 36 – 42).

Jesus Y Maria

3. Comunidades desbordantes de sonrisas

“nuestra boca se llenó de risas y nuestros labios, de canciones” (Sal. 126/125, 2)

Primacía de la gracia, porque desde Dios todo es regalo, gratuito y sin hacer nada a cambio. Ella es belleza, bien y libertad. Quienes estamos animados graciosamente, agradecemos por todo lo recibido, cantando las maravillas del Dios Padre y Madre, porque hizo, hace y hará grandes hazañas por medio de otros.

Por tal motivo, las comunidades cristianas evitan el jansenismo y el pietismo. Estas dos herejías fueron condenadas por la fe de la Iglesia, pero por opciones pastorales se ha transformado en una actitud escrupulosa en otros territorios pastorales. La primera, es la que propone que el esfuerzo es superior a la gracia. Se expresa al enseñar las condiciones para la recepción de un don, de los sacramentos, las obligaciones de estado, deberes, mandamientos, preceptos, pecados veniales y capitales, indulgencias y ritos necesarios para ganar la gracia, “del preparar el pesebre”, etc. El pietismo, por otro lado, deviene en una actitud pasiva en la que todo proviene de lo alto y las personas son únicamente recepcionistas, favoreciendo una sensación afectiva o emocional de la fe, acentuando un rigorismo ascético con los actos o gestos de piedad (manos de tal manera, arrodillarse, golpearse fuertemente el pecho, ayunos, abstinencias, etc.), rechazando toda argumentación o fundamentación intelectual.

En todo caso, el cambio es consecuencia de la acción de Dios, no condición para que él actúe.

4.  Comunidades de creyentes

María dijo entonces: Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho (Lc. 1, 38)

Creer es gozar y disfrutar la vida, porque la Trinidad actúa e impulsa a vivir nuestra humanidad de manera comunitaria y festiva. Este gozo, es algo que ya estamos disfrutando y realizando porque multiplicamos sonrisas pregonando y conviviendo la Buena Noticia de la Liberación: “La fe es cierto goce anticipado de aquel conocimiento que nos hace bienaventurados en la felicidad futura” (Aquino, Tomás de, 1980, pág. 43) y como pregustada, ya provoca el disfrute.

Comunidades creyentes porque vivimos la provocación de la alegría como don que proviene de Dios, porque “hacemos eco” del Evangelio que se visibiliza en la fiesta cotidiana del Reino y que se saborea en la actualización de la acción pascual de Jesús. Por tal motivo, entonamos fervorosamente que: “Creer es mirar con tus ojos Señor y darle a la vida todo su valor” (Obispado de Gualeguaychú, 2021).

Los seguidores del maestro gozoso, vivimos en clave de fiesta, porque se encarna y surge victorioso de la muerte y nos ha recapitulado en él para vivir en la filiación con el Abba/Imma del Reino. En lo que acontece hay signos de la presencia de Dios que nos impulsa a ser comunidades alegres con creatividad pastoral para aggiornar el mensaje del Evangelio a cada persona y comunidad. Y hay momentos que “nos desafían a repensar no sólo quiénes somos en nuestra relación con los demás, el mundo en el que vivimos y Dios, sino también cómo actuamos en la historia” (Díaz Tejo, Javier, pág. 120).

La alegría es don teologal que provoca la fe, y que ella da sentido al gozo. Ambas hacen de las comunidades creyentes, espacios de libertad y creatividad. Si estos dos elementos escasean, quizás es porque aún nos falte dar el salto de júbilo que nos lleve a la fe.

5. Comunidades políticamente incorrectas

Necesitamos una fuerte conmoción… El II Domingo de Adviento está enmarcado en “quítense las vestiduras de duelo” y ¡Alégrate!

Que preocupante es ver que, por lo general, en tiempos previos a fiestas se habla de “lo que debemos hacer”. Parece que según Nietzsche seguimos carentes de “caras de redimidos” (Nietzsche; Friedrich, 2018). Lamentablemente en otras latitudes, parecemos cristianos de las “lamentaciones” más que del “Alégrate”.

Predicamos un “hay que” y NO ponemos el acento en quien tomó/toma/tomará la iniciativa.

Anunciamos un “debemos” y NO nos centramos en quien asumió/asume/asumirá nuestra fragilidad.

Pregonamos “es necesario que” cuando el Evangelio nos presenta a un Dios que se presentó/presenta/presentará.

Parloteamos “es necesario prepararse” y nos olvidamos que hay alguien que se hizo/hace/hará visible en todo lugar.

Enseñamos “que el corazón debe estar preparado” y NO asumimos que el Evangelio se hizo/hace/hará presente incluso en condiciones de poca preparación.

Adviento es el tiempo en que se nos revela que hay un Dios que se dejó/deja/dejará apapachar, homenajear, hospedar (no importa el lugar ni las condiciones), mirar, amamantar, acariciar, contemplar… y eso se realizó por un si sin mucha preparación.

Si, adviento, es un tiempo para compartir la experiencia de un Dios que se puso/pone/pondrá a los pies del ser humano. ¡Quizás algún día comprendamos que la Trinidad no se deja encerrar por nuestras predicaciones!

Plegaria

Trinidad de la originalidad, es bello y necesario alabarte, siempre y en todo lugar,
porque nos recordas todo bello que eres y haces,
porque eres fidelidad entre vos y de las personas,
porque estás a lo largo de la vida y de la historia,
porque solícitamente nos recuerdas las maravillas de tu amor y de lo importante que somos para ustedes,
porque haces surgir testigos apasionados de la Encarnación/Pascua que representan la novedad del Evangelio.

Trinidad de la humanización, la Encarnación de Jesús es la certificación, promesa y garantía de la salvación humana desde tu amor y que provoca felicidad.
Te pedimos que tu presencia nos transforme en comunidades alegres, graciosas, desbordantes de sonrisas, creyentes y políticamente incorrectas, porque anunciamos el Evangelio, no nuestras reglas, criterios, normas y pautas porque con la Encarnación/Resurrección “son renovadas todas las cosas y queda restaurada en Cristo la plenitud de nuestra vida” (CEA – Misal Cotidiano, 2011, pág. 825)

Felices desde la Pascua de la Vida Nueva…y que tengamos Domingos y una vida en 4D por la promesa ya realizada.

Bibliografía

Aguirre, Rafael. (2018). Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana. Navarra: EDV.
Aquino, Tomás de. (1980). Compendio de Teología. Madrid: RIALP SA.
CEA – Misal Cotidiano. (2011). Misal Romano Cotidiano. CABA: Oficina del Libro.
Díaz Tejo, Javier. (2020). Después de la pandemia ¿Qué catequesis? Santiago de Chile: Universidad Fines Terris.
Nietzsche; Friedrich. (2018). Así habló Zaratustra. Disponible en www.freeditorial.com/es
Canten Todos (26 de diciembre de 2021). Obtenido de  www.obispadogchu.org.ar
Sosa, Patricia & Nisnik, Karen: Mi Sheberaj (24 de Julio de 2020). Obtenido de https://www.youtube.com