“Solo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente, que la injusticia no me sea indiferente, que el hambre y la guerra no nos sea indiferentes”. El presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, hizo suyos los versos del cantautor argentino León Gieco y que en España popularizó Ana Belén, a la hora de describir el compromiso de la Iglesia con la sociedad, con el bien común.
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En estos términos el arzobispo de Valladolid intervino en la gala celebrada esta tarde en el auditorio de la Fundación Pablo VI para presentar la Memoria de Actividades 2023. En su alocución, Argüello admitió que “somos menos, se bautizan menos personas, se casan por la Iglesia menos personas, que disminuyen otros números”. Sin embargo, alentó a los presentes a que “si dejamos que el entusiasmo de la gloria toque nuestro corazón, una Iglesia más pequeña seguramente pueda ser significativa para cantar por los caminos de la historia la gloria de Dios y para entregar nuestra vida en un ejercicio de deber de amor a los hermanos que precisan conocer el Evangelio”.
Los derechos de Dios
El presidente de los obispos recordó además que los creyentes “vemos los derechos humanos teniendo una doble perspectiva”. Por un lado, expuso que “Dios tiene derechos” que pasa por “reconocer el esplendor de la verdad que brota de su corazón y poder impulsar el resplandor del bien”. Por otro, el arzobispo apuntó que reconocer los derechos humanos implica “reconocer los deberes humanos, reconocer un Pueblo de deberes, un Pueblo que reconoce un deber de amor, encontrándose con otros en el camino de la vida”.
Argüello cerró el turno de intervenciones en un evento que estuvo presentado por Raquel Caldas, presentadora de Trece, y Fran Otero, director de la revista Ecclesia. Por el escenario del auditorio de la Fundación Pablo VI fueron pasando testimonios de diferentes realidades eclesiales, como Gustavo Riveiro, párroco de San Jorge, en Paiporta, ‘zona cero’ de la catástrofe por la DANA; o Rosa Lobo, misionera en Costa Rica con su marido y sus siete hijos. A estas vivencias en primera persona se sumó un espectáculo de drones y las canciones de Ignacio.
Al comienzo del acto, el secretario general del Episcopado, César García Magán se dirigió al público asistente con un ejemplar de la Memoria de Actividades: “En volumen es una publicación pequeña, pero está cargada de vida, de realidades. Aunque pesa poco es densa en contenido, porque no solo incluye números, gráficas y mapas, puesto que detrás hay personas, agentes de una fe anunciada, celebrada, vivide, compartida y testimoniada”.
