La enrevesada batalla judicial entre las ex clarisas de Belorado y el Arzobispado de Burgos da un paso más. En paralelo al proceso de desahucio iniciado desde la Iglesia católica contra las inquilinas del convento burgalés, hoy desde el convento cismáticos se ha dado a conocer la admisión a trámite de la demanda interpuesta por las ex monjas contra el arzobispo Mario Iceta y su equipo para reclamar la propiedad de los monasterios.
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A través de un comunicado, firmado por Florentino Aláez Serrano, el abogado de las consagradas excomulgadas, se explica que “el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Briviesca admite a trámite el día 13 de diciembre de 2024 la demanda interpuesta el día 31 de julio del mismo año por los Monasterios de Belorado y Derio contra el arzobispo y la Archidiócesis de Burgos, a fin de obtener una sentencia que declare el derecho de los dos monasterios a separarse por su propia voluntad de la Iglesia Católica o conciliar”.
Ataque a Iceta
Según el escrito de Aláez, las ex monjas defienden a través de esta denuncia “la plena validez y eficacia civil de la separación el día 8 de mayo de 2024 y de los acuerdos adoptados por los Capítulos Conventuales de transformar las entidades religiosas en asociaciones, la ineficacia en España del nombramiento de Comisario Pontificio, y condene al arzobispo a cesar en toda actividad de representación y administración de las Asociaciones demandantes”.
Lo cierto es que la Archidiócesis siempre ha defendido que el cisma promovido por las ex monjas no les da derecho a reclamar la propiedad de los conventos, en tanto que ellas solo eran administradoras del espacio y no dueñas. De la misma manera, desde el Arzobispado de Burgos siempre han tumbado la legitimidad de las decisiones adoptadas en mayo, en tanto que el testimonio de la primera religiosa que abandonó el convento por negarse a secundar el cisma, sor Maria Amparo, ratifica que no se celebró el capítulo conventual correspondiente que exigen las reglas del monasterio para dar por válidas las decisiones adoptadas entonces.
En cualquier caso, el abogado de las ex monjas se muestra confiado en “la pronta conclusión de este proceso judicial, dejando al margen la disidencia religiosa”. De hecho, expresa convencido de que una futurible sentencia “repondrá a las comunidades afectadas en el pleno goce de sus derechos legítimos, a fin de que las monjas puedan seguir consagradas al cultivo de la vida monástica en la clausura del cenobio, como lo han hecho siempre”. Para Aláez, las clarisas excomulgadas desean vivir “libres de interferencias exteriores ajenas a su espíritu y fieles a los dictados de su conciencia”.