Si hace unos días las redes bromeaban con la recurrente noticia del diario ‘El País’ en los últimos tiempos sobre los datos históricos en torno al 25 de diciembre y el nacimiento de Jesús, la escritora y columnista Ana Iris Simón, nuevamente, ofrece en su colaboración antes de Nochebuena una mención muy explícita al sentido teológico de la Navidad. Algo que también hacen otros de los colaboradores del diario de Prisa.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Simón, autora de la novela con toques biográficos ‘Feria’, relata como llamaron la atención a su hijo de tres años unos estandartes del Niño Jesús en algunos balcones y como le explica que “en Navidad celebramos que Dios ha nacido”; a lo que alega el pequeño “que no, que Dios no había nacido. Que quien había nacido era Jesús”.
Dios en pañales
Tratando de “explicarle la Santísima Trinidad” diciéndole que “Jesús era el hijo de Dios y Dios encarnado, pero él seguía poniendo pegas”. La oposición “arriana” del pequeño fue que “Cristo no podía ser Dios porque era un bebé” y parece imposible “que Dios pudiera andar por ahí en pañales” cuando “los bebés son el escalón más bajo de la sociedad”.
Entonces conecta también con otra columna del astrofísico Sergio C. Fanjul en el que llama a recuperar el sentido de la Navidad quitando la pátina de capitalismo que hace olvidar la misma base cultural de la sociedad. Algo que también lamenta otro de los colaboradores de Prisa, Sergio del Molino. Ante las reflexiones de estos autores, echas desde los márgenes de la fe, Ana Iris Simón constata que si impera el “laicismo ―relegar la educación religiosa al ámbito privado―, la brecha cultural entre clases se acrecentará, pues, en una sociedad secularizada como la nuestra, sólo los hijos de las clases ilustradas acabarán sabiendo decodificar su propia cultura”.
Y en clave económica, consta que “no sólo los mercaderes han expulsado a Cristo de su cumpleaños; también lo han hecho quienes se empeñan en borrar su nombre y su huella, los de los belenes laicos y el felices fiestas en nombre de la inclusión, que no parecen plantearse que para integrar a alguien a una cultura antes hay que tenerla”. Ahora bien, concluye, “no somos pocos los que, como canta Pablo Martínez, estos días celebramos ese escándalo para los poderosos que es que Dios anduviera en pañales … No somos pocos y he de confesarles, aunque los datos me contradigan, que creo que cada día seremos más. Porque es del frío de donde surge la necesidad de una lumbre. Feliz Navidad”.