La Conferencia Episcopal Haitiana emitió un mensaje de preparación para la Navidad, en el cual se expresó profundamente conmovida por la violencia que asola el país y aseguró que los conflictos han aumentado y están fuera de control. “Pero no perdemos la esperanza: nuestros ojos están puestos en el Señor, salvador de la humanidad”.
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Según se informa en una nota publicada en Vatican News, el comunicado también se dirige a los perpetradores de la violencia: “Detengan estos actos odiosos que no benefician al país, a la gente ni a ustedes mismos”, y les pide, a quienes abastecen de armas y municiones a las pandillas, “dejar de alimentar la violencia ciega que tiñe de sangre nuestra sociedad”.
Asimismo, los obispos haitianos pidieron a las autoridades a priorizar el bien común sobre los intereses personales, y a la comunidad internacional a cumplir sus compromisos para sacar a Haití de los abismos de violencia y aislamiento.
Un país herido, una Iglesia también
En diálogos con medios vaticanos, el arzobispo de Puerto Príncipe y presidente de la Conferencia Episcopal Haitiana, Max Leroy Mesidor, ha hablado de las afectaciones como consecuencia de la violencia en el país:
“La violencia, que lleva más de tres años incrementándose, afecta tanto a la capital como a los municipios cercanos como Carrefour, Gressier y Gauthier. En mi arquidiócesis, quince parroquias ya no funcionan y otras veinte están paralizadas”.
Mesidor denunció la lenta respuesta para desplegar la fuerza multinacional prometida. Y es que, a pesar de los compromisos, apenas 400 agentes de policía y militares kenianos (de los mil previstos) han llegado al país, mientras otros contingentes prometidos por países de América Latina y el Caribe, tampoco han arribado.
A decir de Mesidor, una de las realidades más desoladoras es el reclutamiento de niños, de entre 12 y 16 años, por parte de los líderes de las pandillas. Considerados mano de obra barata, estos menores quedan atrapados en un ciclo de violencia y explotación.
El arzobispo de Puerto Príncipe instó a la implementación de planes de rescate, donde organismos como UNICEF podrían desempeñar un papel crucial.
La llama de la esperanza está viva
A pesar de la devastación, la Iglesia en Haití mantiene viva la llama de la esperanza. En preparación para la Navidad y el Jubileo del 2025, los obispos recordaron que “en la fiesta del nacimiento de Aquel que trae la liberación a toda la humanidad, nuestros ojos están puestos en Él para encontrar consuelo, fortaleza y valor”.
Cabe mencionar que el próximo domingo 29 de diciembre, la Iglesia haitiana abrirá el Jubileo en todas sus diócesis, en comunión con el papa Francisco. “A pesar de todo, seguimos siendo peregrinos de esperanza. Nuestro compromiso es proclamar el Evangelio del amor, la justicia y la paz”, afirmó Mesidor, con la firme convicción de que, incluso en medio del dolor, la esperanza puede resurgir.