Jorge Mario Bergoglio dedicó la catequesis celebrada este miércoles en el Aula Pablo VI durante su audiencia general, a una profunda reflexión sobre los niños, haciendo énfasis en “la plaga del trabajo infantil“, la condena firme de cualquier abuso contra ellos y la defensa de los derechos del niño.
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“Hoy somos capaces de proyectarnos hacia Marte o los mundos virtuales, pero aún no logramos ver el sufrimiento en los ojos de un niño explotado y abusado”, afirmó en su primera exhortación de una serie relativa a la defensa de la infancia. Subrayó que, a pesar de los avances tecnológicos, la sociedad humana es incapaz de sanar la llaga de “una infancia humillada y herida mortalmente”. Lamentó que millones de niños en el mundo sean obligados hoy día a trabajar, perdiendo su sonrisa y sus sueños, lo que les impide desarrollar plenamente sus talentos y vivir una vida digna.
Francisco recordó que la Biblia otorga un lugar privilegiado a los niños. Citó varios pasajes, como el salmo 127, que indica que “los hijos son un regalo del Señor, el fruto del vientre es una recompensa”. Sin embargo, advirtió que este regalo no siempre es tratado con respeto, señalando que la historia bíblica y contemporánea está marcada por el sufrimiento de los pequeños, “ya sea por hambre, enfermedad, guerra o abuso. La tormenta de violencia de Herodes que masacró a los niños de Belén sigue repitiéndose de otras formas en nuestra historia”, espetó.
Modelos de fe
A su juicio, en su vida pública, Jesús desafió las normas de su tiempo al otorgar a los niños un lugar especial. “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; de hecho, el reino de Dios pertenece a aquellos que son como ellos”, recordó, citando al evangelista. El papa destacó que Jesús no solo acogió a los niños, sino que los presentó como modelos de fe para los adultos. Además, enfatizó la advertencia de Cristo: “Cualquiera que haga pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le aten al cuello una piedra de molino y lo arrojen en lo profundo del mar”.
De hecho, Bergoglio se mostró firme al urgir a los cristianos a no permanecer indiferentes ante la explotación y marginación infantil. “No podemos aceptar que, en lugar de ser amados y protegidos, los pequeños sean despojados de su infancia y de sus sueños”, subrayó, para instar a la sociedad a prevenir cualquier abuso o violencia contra ellos y a garantizar su crecimiento en un entorno de amor, cuidado y dignidad. Y avisó que “los niños ocupan un lugar especial en el corazón de Dios, y cualquiera que les haga daño tendrá que rendir cuentas ante Él”.
Tras su intervención, concluyó con su habitual llamamiento por la paz en Ucrania, Israel y el resto de espacios en conflicto del planeta. Esta semana, la audiencia se vio amenizada con la actuación los artistas circenses del Cirque África.
Esta compañía realizó una muestra de su espectáculo. Ataviados con trajes tradicionales, realizaron acrobacias, danzas y malabares con música en directo. También rodearon al pontífice con dos elefantes robóticos, emblema de este circo sin animales. “Agradezco mucho a estas mujeres y hombres que nos hicieron reír con el circo. El circo nos hace reír como niños, y los circenses tienen esta misión, también con nosotros: hacernos reír y hacer cosas buenas”, comentó Francisco.
