La diócesis mexicana de Ciudad Juárez se prepara para las deportaciones masivas tras la llegada de Trump

  • Con el apoyo del gobierno, la Iglesia quiere ofrecer una respuesta integral para los migrantes que podrían enfrentar expulsiones históricas desde Estados Unidos
  • Paciencia, oración y logística son claves en este plan de emergencia, asegura el sacerdote Francisco Guillén, responsable de la Casa del Migrante en Ciudad Juárez

Casa del Migrante Ciudad Juárez

Las diócesis mexicanas que comparten frontera con los Estados Unidos ya se preparan para una posible deportación masiva de migrantes, que podría ocurrir a partir del 20 de enero, cuando Donald Trump tome posesión como presidente de ese país.



En entrevista para Vida Nueva, Francisco Bueno Guillén, director de Casa del Migrante y responsable de la Dimensión de la Pastoral de Movilidad Humana en la Diócesis de Ciudad Juárez, aseguró que existe coordinación con las diócesis vecinas, tanto de México como de Estados Unidos, así como con las autoridades.

Desesperación e impaciencia entre los migrantes

Bueno Guillén explicó que, en este momento, en la frontera entre México y Estados Unidos se vive una situación inusual de desesperación e impaciencia entre los migrantes.

Y es que, si bien en los últimos meses en los tres centros de atención a migrantes que tiene la Iglesia en esa diócesis se venían atendiendo entre 300 y 500 hermanos diariamente, de cara al 20 de enero muchos de ellos han abandonado las casas para hacerse presentes en los puertos de ingreso a los Estados Unidos, esperando entrar al país.

Los que continúan en las casas de migrantes y en la propia iglesia catedral de la diócesis -que ofrece el servicio de comedor-, reciben hospedaje, alimento, vestido y asistencia.

Ciudad Juárez activa plan de contingencia

Sobre cómo se prepara la Iglesia para una posible deportación masiva, luego de que Donald Trump ha dicho que deportará unos 11 millones de indocumentados, el sacerdote Bueno Guillén asegura que, de la mano del obispo José Guadalupe Torres Campos, quien es el responsable de la Dimensión de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano, ya se trabaja en un plan de contingencia ante la posible llegada de una gran cantidad de migrantes a esa ciudad.

“Estamos preparándonos primeramente desde la oración, pidiendo a Dios que los planes que se tienen trazados siempre vayan acompañados de la seguridad para las personas y, sobre todo, que respeten su dignidad”.

En un segundo momento -apunta- “nos estamos preparando con los insumos y espacios necesarios para poderles dar la atención. Y siendo el caso de que a Ciudad Juárez llegue una gran cantidad de personas, también estamos en contacto con el gobierno para que puedan dar una pronta respuesta”.

Padre Francisco Bueno

Padre Francisco Bueno. Foto: Casa del Migrante en Ciudad Juárez

Esfuerzo binacional

El sacerdote mexicano afirma que hay comunicación con la Iglesia en los Estados Unidos para atender la emergencia, principalmente con las diócesis que tienen frontera con Ciudad Juárez, como la de El Paso, Texas, a fin de “entrelazar esfuerzos y dar una mejor respuesta binacional ante esta situación que se avecina en los próximos días”.

En este sentido, adelantó que ya se tiene prevista, para febrero, una reunión de los obispos de México y Estados Unidos que conforman la red TexMex, con el objetivo de plantear el panorama.

De la misma manera -dijo- hay una coordinación activa con las otras diócesis fronterizas mexicanas para atender la eventual emergencia y “dar una mejor respuesta a las necesidades de los hermanos que llegarán a nuestro país”.

Paciencia, la clave para superar la emergencia

El padre Francisco Bueno Guillén hizo un llamado a los mexicanos que viven en la frontera y que podrían ver sus calles llenas de migrantes, a tener paciencia y generar espacios de armonía.

“Hago un llamado a la vivencia de la calidad, de la fraternidad y, sobre todo, de la paciencia. Como Iglesia y como sociedad exigimos que se garantice la seguridad de las personas; sin embargo, para evitar que se genere un caos innecesario y se den situaciones que puedan ser dolorosas, e incluso, llegar a lastimar a las personas, necesitamos ser muy conscientes y generar espacios de armonía, de paz y de aceptación“.

Aclaró: “Las personas que probablemente lleguen a ser repatriadas o deportadas, no es una situación que ellos mismos estén buscando, no es su culpa. Muchas veces culpamos a los sectores incorrectos”.

“Y a los que llegarán a México, les pedimos respeto y dejarse guiar por quienes estaremos tratando de apoyarlos en medios de su estatus. Eso será esencial para poder tener armonía a lo largo de los próximos meses y años”.

Urge un plan único y bien coordinado

Finalmente, el sacerdote de la Diócesis de Ciudad Juárez también hizo un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno ante esta posible deportación masiva: “Trabajemos en conjunto. Lo primero es que los gobiernos federal, estatal y municipal tengan un plan activo bajo la misma línea, y que nos hagan partícipes a todos los actores que estamos trabajando por el bien de las personas migrantes. Sabemos que los planes en conjunto siempre ayudan a que se genere paz y orden“.

Y advirtió: “Necesitamos optimizar esfuerzos y los espacios necesarios para atenderlos. No debemos permitir los esfuerzos aislados que puedan generar una situación negativa, de descontento, o que incluso, que puedan llegar a cansarnos”.

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