Urgen señales de lo nuevo

Urgen señales de lo nuevo

Lopez 16

(José Ignacio López – Periodista argentino) Aunque el cambio al que ha convocado la Conferencia de Aparecida, Brasil, es de magnitud mayúscula y prefigura un programa de largo aliento, lo cierto es que en lo inmediato debería apreciarse si ha conseguido sacudir a comunidades cristianas ganadas por la perplejidad. Si, como se ha dicho, ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en un proceso de constante renovación que implica abandonar las estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión del Evangelio, deberían llegar más pronto que tarde señales en esa dirección. Si hoy, más que nunca, el testimonio de comunión eclesial y la santidad constituyen una urgencia pastoral, como también se ha escrito, aunque sólo fuera en potencia esas señales deberían ser insinuaciones de lo nuevo.

   Ir hacia delante es dejar atrás, se nos dijo, una forma de reconocer que importantes configuraciones históricas del cristianismo no tienen futuro: modos de orar, de vivir la comunión, de peregrinar la historia, de construir instituciones.

   No es poco estímulo para esa renovación de las comunidades cristianas el paradigma que se ha propuesto: el de las primitivas comunidades, aquéllas reflejadas en los Hechos de los Apóstoles. ¿Por qué? Porque supieron ir buscando nuevas formas para evangelizar de acuerdo con las culturas y las circunstancias.

   Un desafío que corre el riesgo de ser vaciado de contenido, arrumbado en la colección de la retórica religiosa, si los espectáculos con los que diversos ámbitos de la Iglesia suelen cautivar al escenario de la comunicación masiva siguen siendo meras disputas de poder,  expresión de aquellas estructuras caducas a las que se invita a abandonar. 

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