El morbo gana la partida


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Pepe Lorenzo(José Lorenzo– Redactor Jefe de Vida Nueva)

“Al menos tres años reclamando de la Iglesia en España una reflexión que no fuera un mero apaño circunstancial sobre la crisis económica, y cuando, por fin se publica, pasa casi desapercibida. Y esta vez, no es culpa de las lagunas comunicativas de la institución”

Al menos tres años reclamando de la Iglesia en España una reflexión que no fuera un mero apaño circunstancial sobre la crisis económica, y cuando, por fin se publica, pasa casi desapercibida. Y esta vez, no es culpa de las lagunas comunicativas de la institución.

Lo que toda una Plenaria de obispos no ha querido hacer, lo han sacado adelante, de cara a esta Cuaresma y Pascua, los obispos del País Vasco y de Navarra, quienes firman un amplio texto de análisis bajo el inequívoco título de “Una economía al servicio de las personas. Ante la crisis, conversión y solidaridad”. Su contenido es lo que no pocos venían demandando desde hace tiempo a nuestra Iglesia, que aunque no tiene soluciones contra el paro ni una varita mágica para reducir la deuda, sí ha de ser siempre madre y maestra.

Sin embargo, no se afanen demasiado en buscar el documento en los medios de comunicación, más ocupados estos días con el presunto blanqueo de capitales de unas religiosas de clausura de Zaragoza, a las que, confundiendo no ser del mundo con estar a por uvas, les birlaron un considerable montón de euros que tenían en unas bolsas…

Es fácilmente comprensible el morbo que genera una noticia como esta, tan propicia para girar un par de vueltas las tuercas de los prejuicios y ahondar en una imagen pública de la Iglesia que sigue en caída libre. Basta ver los comentarios publicados en algunas ediciones digitales de estos periódicos…

Pero, aun reconociendo lo rocambolesco de la historia y la necesidad de que estas religiosas den una explicación pública (sobre todo para acabar de una vez con las especulaciones), es injustificable que quienes pontifican a diario sobre el periodismo de rigor en sus medios hayan dedicado tantos esfuerzos y espacio a este capítulo tan chusco y tan poco a un documento como el de estos cuatro obispos. Un texto que, por resumir mucho, al pedir que se ponga a todas las personas por igual en el centro de la economía y de la sociedad global, enmiendan totalmente la plana a un sistema económico que ha dejado en las cunetas del mundo a millones de seres humanos. Algo que parece no importar demasiado.

En el nº 2.746 de Vida Nueva.