(Jaume Mas Julià– párroco de Ntra. Sra. de la Soledad. Palma de Mallorca) Quisiera hacer un comentario al artículo de Miguel Ángel Malavia, aparecido en el nº 2.627 (del 13 al 19 de septiembre de 2008) de su revista, en la sección “Otras Miradas”, que lleva por título: “El primer despertar para una fe madura. Los Cursillos de Cristiandad cumplen 60 años de compromiso”.
Mi comentario es muy sencillo: me extraña enormemente que al dar unas pinceladas sobre el origen de Cursillos de Cristiandad no se mencione a Eduardo Bonnín, un seglar que tanto tuvo que ver en los inicios y que ha dedicado su larga vida al servicio de la Iglesia en el movimiento de Cursillos hasta el día de su muerte, acaecida en Palma de Mallorca el día 6 de febrero de 2008, cuando le faltaban pocos meses para cumplir los 91 años de edad.
No quiero entrar en la conocida polémica de quién o quiénes fueron los iniciadores o los fundadores de los Cursillos de Cristiandad. A ese efecto, existen libros publicados que están a disposición de quien quiera informarse sobre esta cuestión. Las opiniones de sus autores son distintas, seguramente complementarias en muchos aspectos.
Lo que no se puede obviar en ninguno de ellos es el lugar importante que tuvieron un grupo de jóvenes de la Acción Católica en Mallorca, liderados por Eduardo Bonnín, en los momentos de poner en marcha los Cursillos de Cristiandad. Mi extrañeza se mezclaría con el dolor si el olvido de citar a Eduardo fuera menosprecio a la importancia de los seglares, tanto en los inicios como en el día a día de los que están comprometidos en Cursillos, en España y en tantos países del mundo.
Sé muy bien lo limitado que es un artículo de estas características y que no se puede decir todo en una página; así y todo, después de leerlo detenidamente, dos preguntas me vienen a la mente, y son éstas: ¿quiere el autor pasar por alto la “seglaridad” de los Cursillos? ¿Es una simple falta de información sobre el origen de los Cursillos?
En el nº 2.633 de Vida Nueva.