La vieja iglesia de Málaga estrena obispo. Ha sido sede de grandes prelados, como Herrera Oria, Buxarrais o Antonio Dorado, un pastor adecuado en tiempos débiles y difíciles. Ninguno era andaluz, pero se abrieron a lo andaluz. Debe saber el nuevo prelado que en Andalucía hay manos abiertas para trabajar y nunca para derribar. Jesús Catalá debe escuchar el latido andaluz. Lo decía recientemente un hombre que ha acompañado a Dorado en su periplo episcopal, Juan Antonio Paredes. Lo único que ha dicho es de sentido común: el nuevo obispo que viene a servir a la Iglesia ha de hacerlo respetando profundamente a esa Iglesia. Nunca colonizándola en aras a falsos “mesianismos”. Jesús Catalá es inteligente y sabrá hacerlo en esa sede de Málaga.
En el nº 2.633 de Vida Nueva.