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Libertad y esperanza


Este volumen-homenaje está coordinado por Consuelo de Prado y Pedro Hughes (Instituto Bartolomé de las Casas, 2008). La recensión es de José María Arnaiz.

Libro Libertad Y Esperanza

 

Libertad y esperanza. A Gustavo Gutiérrez por sus 80 años

Coordinadores: Consuelo de Prado/Pedro Hughes

Editorial: Centro de Estudios y Publicaciones-Instituto Bartolomé de las Casas 

Ciudad: Lima

Páginas: 595

 

(José María Arnaiz) En ninguna parte de las casi 600 páginas de este libro se justifica el título. Con todo, es verdad que se necesita el sentido de la libertad y la virtud de la esperanza para saborear estas páginas, “que quieren ser un eco polifónico de la melodía de libertad y esperanza que ha llegado a ser la vida y la obra de Gustavo“, como manifestaba Consuelo de Prado, una de los dos coordinadores de este volumen, durante el acto de presentación del mismo en Lima. Se necesita libertad para amar a Dios, al pueblo y a la Iglesia; y esperanza, ya que ese amor no desconoce lo difícil. Son dos frutos de la gracia pascual, como se puede leer en varios de los capítulos.

Es un libro-homenaje en el que se le hace hablar a Gustavo. El hilo conductor de su teología está en el libro. No se ve muy reflejado en la articulación de los seis capítulos, que recogen las reflexiones de 35 autores; menos aún en los mensajes, que corresponden a 25 autores, entre los que abundan los dominicos, incluido el anterior Maestro General, Timothy Radcliffe, y el actual, Carlos Azpiroz

Problema social y teológico

Sí se pone de relive ese hilo, sin embargo, en el contenido de dichos textos. En ellos queda claro que Gustavo no se ha dedicado a hacer una apología de la pobreza y del pobre; su aporte original y totalmente evangélico consiste en anunciar y predicar que la opción por los pobres tiene su origen en la fe en Jesucristo; en Jesucristo y en el Dios que él nos revela. Dicho de otra manera, la opción por los pobres no es sólo un problema social y económico, sino teológico y cristológico. Por tanto, desde esta realidad se tiene que contribuir a solucionar el problema, ya que es una exigencia intrínseca de nuestra fe. La Teología de la Liberación sólo se entiende al interior del cristianismo.

El libro recoge muy bien lo que ha fecundado Gustavo Gutiérrez con su teología en la Iglesia; son varios los artículos y los mensajes, obispos y grandes teólogas y teólogos incluidos, que se consideran discípulos de quien descubrió una nueva manera de hacer teología y, de este modo, abrió un camino original y prometedor para el pensamiento teológico. Su radio de proyección ha sido verdaderamente impresionante. No se ha quedado en su Perú natal, ni en América Latina; ha llegado al mundo entero, porque los pobres los tenemos siempre y en todas partes; ha ido más allá de su parroquia, de la Iglesia católica, y ha tocado a otras confesiones, a otras Iglesias y a otras religiones. Este libro nos ayuda a tomar conciencia del singular aporte de Gustavo al pensamiento teológico contemporáneo. 

Pero el libro recoge otra faceta que Gustavo ha cultivado mucho en los últimos años: el afecto y la poesía. El mejor lenguaje para hablar de Dios es la poesía, que, a su vez, es el mejor lenguaje del amor. De esas dos importantes tonalidades están llenas las contribuciones teológicas y también, por supuesto, los mensajes. “Un círculo de amistad” es el título del artículo que aparece en el libro del jesuita belga Jacques Haers. Círculos de amistad ha creado Gustavo en torno a la Teología de la Liberación. Cerraba la presentación de su libro con estas palabras: “La rosa no tiene por qué; el poeta dice que las rosas florecen porque son rosas, no hay otro motivo. Yo creo que la amistad es eso; no tiene por qué. Simplemente florece y nada más. La rosa es bella porque es rosa. La amistad no tiene razones, si florece es porque es amistad”. Gustavo sabe que ha tenido y sigue teniendo enemigos y oposición; pero él no los considera tales. 

Al recorrer sus páginas, se van completando el perfil de este hombre, de este creyente, de este teólogo, de este sacerdote y de este dominico. Destaca su figura, que bien se puede considerar como un grande de la sencillez y un apasionado de Dios; de Él habla sobre todo. 

Mística y profecía

Gustavo es como es, y “no siente necesidad de impresionar a nadie”. Para él, la teología nace de la vida, de la espiritualidad, a la que él llama acto primero, y la teología es sólo el acto segundo; ha armonizado en su experiencia de fe mística y profecía. Varios de los autores del libro asimilan a Gustavo con Juan de la Cruz por su vertiente mística, y con Bartolomé de las Casas por su vertiente de compromiso con la realidad. Ha llegado a una síntesis de pensamiento y de vida maravillosa. Para él, la metodología es la espiritualidad. Desde la publicación de su libro Beber de su propio pozo, ésa ha sido mi interpretación personal del aporte de Gustavo Gutiérrez. Ayuda a que el Evangelio se haga vida, y a entrelazar vitalidad y compromiso. Su opción por la vida dominica le confirma en este camino: contemplar y dar a los demás son los frutos de su contemplación, ya que sólo así se habla del corazón al corazón.

Las diversas colaboraciones evidencian que Gustavo ha invertido toda su vida en la compra de un campo, el de los pobres de Dios; ésa es la Teología de la Liberación. Esto causa admiración y agradecimiento por Gustavo y su vida sacrificada y generosa existencia. 

El libro está editado por el Centro de Estudios y Publicaciones y el Instituto Bartolomé de las Casas. La coordinación de la obra la han llevado a cabo Consuelo de Prado, op, y el comboniano Pedro Hughes. Gran tarea la de conseguir ensamblar el parecer y la opinión de 60 personas de contextos culturales, religiosos, eclesiales y confesionales diversos. A pesar de esta diversidad, los aportes son complementarios. Es un libro que no puede faltar a quien quiere saber algo más de la Teología de la Liberación y el proceso que ha seguido en la vida de la Iglesia y la figura de Gustavo, que ha vencido sin derrotar a nadie y ha convencido casi sin darse cuenta.

En el nº 2.634 de Vida Nueva.

Actualizado
31/10/2008 | 09:03
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