(Chema Caballero– Misionero javeriano en Sierra Leona)
“El intento de diálogo entre cristianos y musulmanes es difícil en una zona como ésta. Aunque hasta ahora hay una buena convivencia y tolerancia, poco a poco se están viendo brotes de fundamentalismo que están creando barreras entre las dos religiones”
Hoy vino el imán jefe de Kogboto y me trajo una cabra de regalo. Nos sentamos en mi despacho y hablamos. Él venía a recordarme que hace un año me pidió ayuda para reconstruir la mezquita de su pueblo que se había derrumbado. Ahora, me decía, no tienen un sitio donde rezar, y los pueblos de alrededor se burlan de ellos.
En los cinco años que llevo en la selva del Tonko Limba he ayudado a construir varias mezquitas, entre ellas la de Madina, que estos días están terminando. Es una forma de expresar amistad y buena voluntad y de crear lazos de diálogo y entendimiento con los musulmanes de la zona, que son la gran mayoría de la población.
Normalmente, cuando los musulmanes vienen a pedir ayuda siempre sueltan la misma retahíla que se tienen aprendida de memoria: “Todos rezamos al mismo Dios, aunque de manera diversa”, y yo así lo creo, pero los últimos acontecimientos sucedidos en Madina demuestran que ellos no lo creen así. Pa Momoh Kargbo, imán de la mezquita de Madina, ha sido suspendido por un mes de sus funciones porque el día del funeral de su hija Monica entró en la iglesia acompañando el cadáver, y eso que se había opuesto a su bautizo y decía que la muerte era castigo de Dios por haberle desobedecido. Pero al último momento pesó más el amor de padre y decidió estar junto a su hija.
El imán de Kogboto dijo que su gente nunca haría una cosa así, pero es difícil de creer porque la realidad es distinta.
El intento de diálogo entre cristianos y musulmanes es difícil en una zona como ésta. Aunque hasta ahora hay una buena convivencia y tolerancia, poco a poco se están viendo brotes de fundamentalismo que están creando barreras entre las dos religiones.
En el nº 2.636 de Vida Nueva.