Al dolor por el asesinato, a finales de octubre, de dos jesuitas en Moscú, se une ahora la indignación de la Compañía de Jesús por lo que considera una campaña de prensa para denigrar y difamar su papel, y el de toda la Iglesia católica, en aquellas tierras. En un país donde las relaciones con la Iglesia ortodoxa no son todo lo fluidas que se quisiera, y donde se acusa a los católicos de hacer proselitismo, las informaciones filtradas por la policía tras la detención del presunto asesino recuerdan los viejos “montajes” de las autoridades para desacreditar a los católicos. La versión de los investigadores, rechazada por los jesuitas, sugiere que el acusado, un hombre que mantenía relaciones homosexuales por dinero, asesinó al primero de los religiosos en su vivienda tras una discusión durante una fiesta. Horas después, aún bajo los efectos del vodka, mató al segundo religioso, que llegaba al piso tras un viaje a Alemania, para no dejar testigos.
En el nº 2.637 de Vida Nueva.
