Las “(e)lecciones de la crisis”

EDUARDO CIERCO. POZUELO DE ALARCÓN (MADRID) | La revista Vida Nueva es “una palabra comprometida en la Iglesia”. Subtítulo que reivindico: “Una persona comprometida en la Iglesia”. Y, dado que el número 2.777 de nuestro querido semanario dedica su editorial a “Las (e)lecciones de la crisis”, querría comentarlo en el mismo nivel que de vez en cuando asume: el de abordar cuestiones políticas concretas.

No niego –¡faltaría más!– a nadie su total libertad de expresión; lo que sí parece sensato es que quien hable de ciertos temas con cierto talante admita que se le comente desde el mismo nivel de humor u actitud.

En términos generales, comparto lo que dice el editorial de Vida Nueva, si bien hay detalles que faltan, y otros ambiguos. Así, ni se menciona la Ley de Dependencia, de cuyo pleno vigor dependen más de un millón de inválidos, discapacitados o enfermos, y más de un millón de empleos. Dos entuertos que ningún hidalgo ingenioso, manchego y cristiano podrá dejar de atacar, tanto si estos son verdaderos gigantes, como si se trata de molinos de viento.

Pero lo que de veras me mueve a escribir esta carta no es nada de esto, que puede tenerse por excusable en cualquier medio, sino el clamoroso error estrictamente político-económico que se aprecia en otro pasaje. Leo: “El 10 de mayo de 2010”, el Gobierno de turno, además de poner en marcha las reformas necesarias –cosa que, bien o mal, sí se hizo–, también debería haber “convocado elecciones anticipadas”.

Menudo disparate de política concreta en una revista “de Iglesia”. El 10 de mayo de 2010, la suerte de España pendía de un hilo finísimo, hasta tal punto que unir a la “tensión de los mercados” la inestabilidad propia de todo proceso electoral, habría equivalido a sumar
al cataclismo económico la catástrofe política.

Fuese quien fuese en aquel momento el Gobierno de turno, no le cabía otra opción que afrontar las reformas y seguir gobernando. Los gobiernos están para gobernar, no para escurrir el bulto de sus responsabilidades hundiendo al país. Después, en su momento, sí se ha hecho lo exacto; adelantar las elecciones generales previstas para marzo de 2012 al presente 20-N.

De veras que se me hace inconcebible que el peor de los analistas políticos caiga en un desatino desmesurado hasta este punto. Cierto que la oposición de turno cesó de pedir el adelanto electoral, pero es que la oposición, en todo sistema democrático, está para oponerse, y no para analizar públicamente las circunstancias realmente imperantes. Mientras que ninguna revista “de Iglesia” está ni para apoyar ni para denigrar opciones de estricta política concreta. Su misión es iluminar la vida pública desde los principios cristianos. Y, entre estos, desde luego que no se encuentra decidir sobre la fecha más indicada para las elecciones generales.
Mi Reino no es de este mundo. Palabra de Dios.

En el nº 2.779 de Vida Nueva.

Pueden enviar sus cartas con sugerencias o comentarios a: director.vidanueva@ppc-editorial.com

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