100 años de compromiso en Málaga
(M. Á. Malavia) A sus 100 años le acaba de ser concedida la Medalla Pro Ecclesia en reconocimiento a toda una vida de entrega en su parroquia. Para mí es algo muy grande. Estoy muy contenta, porque no me lo esperaba. La verdad es que siempre he sido muy activa en la parroquia: he estado en grupos de Adoración Nocturna, he sido Voluntaria de la Caridad, de San Vicente de Paúl, he repartido 3.000 evangelios por las casas, realizaba visitas a los enfermos… Y aún sigo activa, a través de Vida Ascendente.
Con 7 hijos, 23 nietos y 27 bisnietos, ¿cómo ha podido compaginar la vida familiar con un grado de compromiso tan fuerte? Los míos siempre me han ayudado. Cuando vivía mi marido, él me echaba una mano. Y ahora, lo hacen mis hijos y unas religiosas que vienen a verme cada poco tiempo. Tengo una familia ideal, que siempre me ha facilitado todo.
¿Cuál fue el modelo en el que se fijó? Mi madre era muy buena y religiosa. Ayudaba al que no tenía. Mis padres hicieron que desde siempre estuviera en la parroquia. Ellos han sido los que me han hecho como soy, porque sin ellos no habría sido nada.
En el nº 2.638 de Vida Nueva.
