Los “otros muertos”

(Antonio Quiroga Fortún– Leganés, Madrid) A ver qué hacemos con “los otros muertos”, porque parece que el republicanismo comunista no hizo nada malo durante la República ni la Guerra Civil. El juez Garzón no quiere desenterrar de cunetas y cementerios a los del bando nacional, se silencia la persecución izquierdista contra los católicos, con casi 7.000 víctimas del clero e incontables entre laicos. Ni se investigan el holocausto de Paracuellos, la quema de obras de arte, iglesias y monasterios, o los miles de torturados en las chekas republicanas para exterminar físicamente a quienes no compartieran la ideología de la ‘dictadura del proletariado’. Hasta ahí no llega la Ley de Memoria Histórica. Hay amnesia selectiva.

En 1977 se aprobó una amnistia reconciliadora. Ahora, el Gobierno quiere reescribir una memoria injusta, falsa y sectaria. El PP gobernó con mayoría absoluta, pero “no tocó a los muertos” de la guerra. Calvo Sotelo, siendo presidente, pudo reclamar la memoria de su tío, don José Calvo Sotelo, líder de la oposición, asesinado en tiempos de la República por un grupo de socialistas; sin embargo, prefirió callar.

La Iglesia católica, máxima perjudicada por la persecución religiosa republicana, tuvo, no obstante, una actitud de perdón y reconciliación admirable. Al revisar juicios del franquismo, salían a la luz los crímenes horripilantes del Frente Popular, así que ni cortos ni perezosos, lo mejor era olvidar la revisión, declarando en bloque la nulidad de estos juicios, alegando que carecían de las garantías exigidas hoy en países democráticos, argumento anti-jurídico, porque entonces habría que anular en todo el mundo los juicios anteriores a nuestra época, al menos donde no estuvo implantado el régimen democrático.

Las miles de víctimas del republicanismo marxista son silenciadas. Así que nos enfrentamos a una des-memoria histórica politizada, manipulada y profundamente injusta.

En el nº 2.638 de Vida Nueva.

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