Mi regalo es Navidad

Jmarnaiz 12(José María Arnaiz– Ex Secretario General de la Unión de Superiores Generales)

“María nos regaló a Jesús, cercanía de Dios y de humanidad; por ella Dios ya está en nuestra tienda y el hijo del Padre ya es hombre de veras. A ella le podemos pedir: ‘María, pureza en vuelo, Virgen de vírgenes, danos la gracia de ser humanos sin olvidarnos del cielo'”

Tengo ganas de que este año llegue Navidad, y vivirla como un niño que recibe un regalo. Dos buenos deseos. Esta fiesta a lo que más se parece es a un regalo; al don recibido y al don dado, a la gratuidad y a la generosidad, al agradecimiento y al ofrecimiento, al dar y al recibir, a la confianza y a la alegría. Es bueno en el corazón de la actual crisis económica entrar en la profunda dinámica del regalo; no en el espectáculo ni en el comercio del regalo. 

Esa dinámica pide, espera, silencio, admiración, contemplación, escucha, fragilidad, ofrenda, acogida, canto, palabra; esa dinámica exige saber que como mejor se agradece un regalo es dándolo. A todos nos toca hacerle el regalo de Navidad a alguien y ayudar a vivir la Navidad a alguna persona concreta; para eso quizás le tengamos que invitar a nuestra casa, a nuestra mesa, y regalarle mi proyecto de vida y mis sueños. Al hacerlo, yo no me quedo con menos, y puedo recibir el regalo del agradecimiento, y terminar en un canto de alegría, y darme cuenta, como en el villancico del Tamborilero, que “no poseo más que un viejo tambor” y soy un tamborilero feliz. 

Hay una persona que hizo a la humanidad un gran regalo; un regalo que conjugaba lo gratuito y la respuesta a una larga espera de un pueblo. María nos regaló a Jesús, cercanía de Dios y de humanidad; por ella Dios ya está en nuestra tienda y el hijo del Padre ya es hombre de veras. A ella le podemos pedir: “María, pureza en vuelo, Virgen de vírgenes, danos la gracia de ser humanos sin olvidarnos del cielo”. Con ella se aprende a convertir a Jesús en regalo, y los hombres y mujeres se animan a esperar y recibir, sobre todo, ese regalo; y logramos gozar con Jesús como se goza con un regalo. Nuestro regalo es Navidad, es Jesús. Sólo así podremos ver las estrellas brillar en el cielo y en los rostros de la gente.

En el nº 2.640 de Vida Nueva.

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