Ración doble de esperanza


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José Lorenzo, redactor jefe de Vida NuevaJOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva

“Si la Iglesia ayudó en su momento a la consecución de una parte de esos derechos, es lógico que esté al lado de quienes defienden su pervivencia…”.

Este año, algunas cartas pastorales vienen con la esperanza redoblada. A la llamada a preparar la acogida se une también la de ser motivo de confianza para quienes nos rodean y andan desesperanzados por una realidad muy cruda.

Así, hay cartas de Adviento que dan un paso más (como la del obispo Iceta, aunque redoblo también mi esperanza en que no sea la única) para concretar con gestos y acciones el compromiso cristiano en favor de los más vapuleados por esta sinrazón. Esto ya se viene haciendo en todas las diócesis, pero en esta carta se habla de participar incluso en campañas cívicas contra los desahucios, como es la de la dación en pago.

A algunos, este incipiente activismo (¿no estamos reclamando más presencia en la esfera pública?) les incomoda y a otros les parece una minucia, viendo el desmantelamiento impune de derechos que tanto costó alcanzar.

Pero si la Iglesia, digan lo que digan, ayudó en su momento a la consecución de una parte de esos derechos, es lógico que esté al lado de quienes defienden su pervivencia. Si renunció a las ataduras del poder temporal y al de unas siglas políticas para no comprometer su independencia, no debe temer la denuncia de las arbitrariedades que se están cometiendo.

No todo vale con la excusa de la crisis y de que Europa obliga. Hoy, el mercado campa a sus anchas, sin pudor ni compasión. Hay medidas que manan de una ideología ultraliberal que está creando un ambiente tóxico para la democracia. Una ideología que desnudó hace un año el cardenal Turkson, responsable de Justicia y Paz, en un documento que le causó críticas internas.

Como se dijo en la presentación de aquel texto incómodo, “se trata de ideologías neoliberales, neoutilitaristas y tecnocráticas que, mientras reducen el bien común a dimensiones económicas, financieras y técnicas absolutizadas, ponen en peligro el futuro de las mismas instituciones democráticas”.

Diagnóstico certero, pero sepultado por el miedo. ¿Querremos sacudírnoslo en este Adviento? ¿Sabremos acompañar la reacción ciudadana, cívica y pacífica, antes de que se produzca un estallido social que nadie desea? ¿Volveremos a llegar tarde?

En el nº 2.827 de Vida Nueva.