(Chema Caballero– Misionero javeriano en Sierra Leona)
“El APC, cuando era el partido de la oposición y Gaddafi visitó el país en el 2007, pidió enérgicamente que se aplicasen las recomendaciones de la Comisión, pero ahora que está en el poder se ha olvidado de ello”
Hemos terminado el 2008 y comenzado el 2009 con la visita del coronel Gaddafi a Sierra Leona. Llegó lleno de regalos para el Gobierno y el pueblo sierraleonés. Fue recibido con grandes honores y le nombraron miembro honorario del Parlamento.
El informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación sierraleonesa dejó bien claro que Gaddafi fue el que entrenó y financió a la guerrilla del RUF, que durante once años destruyó este país, mató a cientos de personas, amputó miles de manos y brazos, quemó aldeas y campos, provocó el éxodo de cientos de refugiados y desplazados internos y secuestró a miles de menores para convertirlos en soldados o en esclavas sexuales. La Comisión, en sus recomendaciones finales, invitaba a Gaddafi a pedir perdón a las víctimas de la guerra sierraleonesa y a llevar a cabo un acto de reparación por el daño causado. Él, evidentemente, lo ha ignorado y ha hablado de Sierra Leona como de su segunda patria por los muchos lazos que le unen a ella. Yo diría que son lazos de sangre.
El APC, cuando era el partido de la oposición y Gaddafi visitó el país en el 2007, pidió enérgicamente que se aplicasen las recomendaciones de la Comisión, pero ahora que está en el poder se ha olvidado de ello.
El 6 de enero, pocos días después de la visita de Gaddafi, hemos celebrado diez años de la entrada del RUF en Freetown, uno de los puntos álgidos y más crueles de la guerra.
Los grupos de la sociedad civil, los amputados y otras víctimas siguen pidiendo justicia. Es verdad que ahora vivimos en paz o, mejor dicho, en una situación de ausencia de conflicto. Pero no puede haber verdadera paz sin justicia, y ésta, tristemente, aún no ha llegado a Sierra Leona.
En el nº 2.644 de Vida Nueva.