Un hombre dispuesto a servir

papa Benedicto XVI el Viernes Santo 2008

papa Benedicto XVI el Viernes Santo 2008

ATILANO RODRÍGUEZ, obispo de Sigüenza-Guadalajara | Por decisión personal, tomada ante Dios y ante el mundo, el día 28 de febrero concluye el pontificado del papa Benedicto XVI. A la hora de hacer un balance de su servicio a la Iglesia y a la humanidad prestado durante estos casi ocho años, sin duda tendríamos que establecer como punto de partida aquellas palabras, pronunciadas por él mismo, al iniciar el ministerio como sucesor de Pedro.

Aquel día nos recordaba que su programa de gobierno, como humilde trabajador de la viña del Señor, consistía en ponerse junto con toda la Iglesia a la escucha de la Palabra y de la voluntad del Señor para que Él mismo guiase la barca de Pedro. Estas palabras definen a un hombre sabio y humilde, profundamente creyente, conocedor de sus limitaciones, amante de la Iglesia y dispuesto a servirla renunciando a sus proyectos personales.

Partiendo de la convicción de que el Espíritu Santo es quien verdaderamente guía, acompaña e impulsa la misión de la Iglesia, Benedicto XVI ha iluminado con sus enseñanzas las oscuridades del hombre de hoy, nos ha recordado que la vida no tiene sentido sin Dios, ha afrontado con valentía los problemas internos de la Iglesia y ha gozado con los jóvenes invitándolos a vivir el Evangelio con radicalidad.

Además, ha tendido puentes para el diálogo ecuménico y con otras religiones, nos ha recordado que fe y razón deben caminar unidas, nos ha enseñado con su forma de celebrar que hemos de cuidar la belleza de la liturgia y nos ha regalado importantes textos doctrinales y pastorales, a los que tendremos que volver en el futuro.

Al finalizar su pontificado, nos ha pedido a todos los católicos que asumamos con fe renovada y firme decisión la nueva evangelización, teniendo en cuenta las rápidas transformaciones sociales, culturales y religiosas. Para ello no deberíamos olvidar nunca que a la Iglesia se la sirve, ante todo, con la oración, la aceptación gozosa de la cruz y el cumplimiento de la voluntad del Señor. Los cargos y las responsabilidades pasan. Solo Jesucristo y su amor permanecen y nos salvan.

En el nº 2.838 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: BALANCE DE UN PONTIFICADO

ESPECIAL WEB: BENEDICTO XVI RENUNCIA

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