FERNANDO SEBASTIÁN | Arzobispo emérito
“Es la hora de vivir a fondo el mensaje pastoral y misionero del Concilio Vaticano II…”.
El nombre es todo un mensaje. Los católicos damos gracias a Dios por el nuevo Papa. Una vez más, hemos visto cómo el Señor cuida de su Iglesia y la guía de forma sorprendente por el camino del Reino. Estos hechos deberían curarnos de todas nuestras impaciencias.
Lleva muy pocos días como obispo de Roma y ya nos ha dado signos suficientes para vislumbrar los rasgos fundamentales de su pontificado. El papa Francisco nos ha mostrado ya su voluntad de dar un tono sencillo y humilde a su vida y a sus actuaciones episcopales y pontificias. El nombre elegido hace pensar en la figura humilde, sencilla y literalmente evangélica del poverello de Asís.
Amigo de Dios y de los hombres, discípulo literal de Jesús y renovador espiritual de su Iglesia. Este Papa va a impulsar el rejuvenecimiento de la Iglesia, pero no por la vía del mimetismo mundano, sino por la vía auténtica del evangelismo.
Su historia permite esperar un fuerte impulso al camino de renovación eclesial por el camino de la pobreza y del servicio a los pobres, a todos los necesitados. Ya ha dicho que quiere una Iglesia pobre y al servicio de los pobres. Con menos viajes, con menos gastos inútiles y con una cercanía más efectiva a los dolores espirituales y materiales de los hombres.
Su lema proclama la importancia de la misericordia, en la providencia de Dios y en la vida cristiana. Todo esto entra esencialmente en el seguimiento de Jesús, sin necesidad de recurrir a ninguna ideología filosófica ni política.
Es un hombre claro en la doctrina y firme en sus decisiones. Pienso que será capaz de acometer la necesaria reforma de la administración en la Iglesia, promoviendo de forma razonable y prudente una efectiva descentralización con el consiguiente aligeramiento de la Curia pontificia. Necesitamos que la Curia no oculte, sino que realce la figura y las iniciativas del Papa.
No podemos olvidar que el Papa necesita la docilidad y el entusiasmo de todos nosotros. Hemos entrado en una hora de evangelización, es la hora de vivir a fondo el mensaje pastoral y misionero del Concilio Vaticano II. Es la hora de caminar con el papa Francisco por los caminos del mundo como testigos del Jesús verdadero, el de la cruz y el de la resurrección.
En el nº 2.841 de Vida Nueva.
