Expertos aseguran que la carestía de los alimentos puede provocar un ‘tsunami’ humanitario en África
(José Carlos Rodríguez) La comida no está más cara sólo en el supermercado de la esquina de cualquier ciudad española. Ocurre también lo mismo en el resto del mundo. “Los precios mundiales de los alimentos han aumentado un 45% en los últimos meses y hay una grave escasez de arroz, maíz y trigo”, acaba de decir el director general de la FAO, Jacques Diouf.
El pasado 7 de abril, el comisario europeo para el Desarrollo, Luis Michel, hablaba de la amenaza de un “tsunami económico y humanitario para África”. Al día siguiente, el alto comisario de Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres, señalaba en Kinshasa que la crisis alimentaria afecta sobre todo a las personas más vulnerables. Y dos días después, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, avisaba que ninguno de los Objetivos del Milenio podrían cumplirse para África.
Ya el año pasado, los expertos vaticinaban que se acercaba la crisis económica mundial más grave de los últimos 30 años. Desde 1970, los stocks mundiales de alimentos no habían caído a niveles tan bajos. Y según el Wall Street Journal, esta crisis se prolongará durante, al menos, el próximo decenio.
Pero llevamos varios meses viendo cómo este alza mundial de los precios de los cereales también está provocando conflictos sociales. En Haití, las revueltas sociales de la semana pasada han puesto al Gobierno contra las cuerdas. Y la semana anterior ocurrió lo mismo durante las elecciones municipales en Egipto.
La lista de lugares donde la escasez de alimentos ha disparado los conflictos en los últimos meses es interminable: Camerún, Burkina Faso, Guinea Conakry, México, Yemen, Uzbekistán…
Naciones Unidas acaba de decir que, por primera vez en la historia de la humanidad, la población urbana supera a la rural. Para muchos africanos esto quiere decir que el hambre vuelve a formar parte de sus vidas. Pero, ¿por qué hay hoy menos comida? El cambio climático ha provocado un rosario de desastres naturales, que van desde ciclones e inundaciones, a sequías y nuevas plagas. En Asia, África o Centroamérica se ven cosechas arrasadas y graneros vacíos.
Los precios han subido también porque ha subido el petróleo y, como consecuencia, los transportes. Esto ha hecho entrar, de rebote, un nuevo factor: el aumento mundial de la demanda de los biocombustibles, por lo que se cultiva para producir energía, y por eso también suben el precio de la soja y el maíz, porque de la noche a la mañana se convierten en productos más valiosos. Añadamos a esto un nuevo fenómeno: en países como China, India, Vietnam, Turquía y Brasil aumenta la clase media, y estas personas empiezan a consumir más carne y leche, lo que provoca un alza en la demanda de cereales para la alimentación del ganado.
DATOS PREOCUPANTES DE NACIONES UNIDAS
Según datos recientes de la FAO, 37 países (de los cuales 26 están en África) necesitaron ayuda alimentaria exterior durante 2007 debido a catástrofes naturales o guerras. Para este año, el Programa Alimentario Mundial (PAM) acaba de decir que necesita urgentemente 500 millones de dólares (sobre un presupuesto inicial de 2.900 millones) para cubrir su presupuesto y poder alimentar a 73 millones de personas, sobre todo en países donde la ayuda es más urgente, como Zimbabwe, Eritrea, Sierra Leona, Madagascar y Afganistán. Según el PAM, una ración de comida en Ruanda cuesta hoy un 40% más que en junio de 2007. Y los que necesitan más su ayuda (el 80%) son mujeres y niños.