Fue uno de los grandes impulsores del camino ecuménico a lo largo del siglo XX, y ha sido, precisamente en plena Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, cuando Olivier Clément nos ha dicho adiós para siempre. Nacido en París en 1921, el reconocido teólogo ortodoxo alcanzó la fe a los 27 años tras una larga búsqueda espiritual no exenta de dificultades, sabedor de que “los hombres de oración son los verdaderos maestros de la historia, sobre todo si la atraviesan como crucificados”. Profesor durante años del Instituto Saint-Serge, Clément es autor de una treintena de obras sobre el pensamiento y la vida de la Iglesia ortodoxa y el cristianismo occidental. Y en todas ellas, como en su testimonio vital, late el deseo de que las diversas confesiones compartan su riqueza y creen “redes de amistad”. La senda está abierta.
En el nº 2.646 de Vida Nueva.
