Amo con pasión a esta Iglesia

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

No conozco la catedral que un vecino octogenario construye desde hace cincuenta años en Mejorada del Campo. Sé que es una labor lenta, laboriosa, paciente; amasada con una buena dosis de ingenio y tesón; pero fundamentalmente una buena dosis de fe, argamasa principal de su sueño. No entro en leyes ni comedias, planos o proyectos. Sólo contemplo el rostro arrugado de Justo Gallego, que la levanta con sus manos. Como la Sagrada Familia de Gaudí en esa “ciudad de los prodigios” que es Barcelona. Ambas son plegarias de ladrillo y hormigón. Como sucede con la catedral de Vitoria que nos describe Ken Follet o Santa María del Mar que novela Falcones. Siempre el esfuerzo y el tesón de una iglesia que se va construyendo lentamente, con sudor y lágrimas, con viento y bochorno, pero siempre, con la imagen del proyecto dibujada en el alma. Algo así como se va construyendo la Iglesa entera, diseñada por el Señor en el alma y levantada golpe a golpe por nosotros. “Como tú, piedra pequeña; como tú, como tú, guijarro humilde, como tú… bajo los cascos, bajo las ruedas; como tú, piedra pequeña; como tú, guijarro humilde”, que cantara León Felipe. La Iglesia se hace desde la sencillez, desde el sudor y desde la fe de cristianos que, llorando, riendo, creyendo, amando, dándose, la han levantado y la siguen levantando hoy. Por eso amo con pasión a esta Iglesia. La que peregrina con sudor y la que el Señor dibuja en mi alma cada día. Se aman sueños y realidades, como se aman proyectos y diseños. Amo a esta Iglesia hecha de piedras viejas, sólidas, rugosas, firmes. La amo con pasión.

Publicado en el nº 2.699 de Vida Nueva (del 13 al 19 de marzo de 2010).

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