Anuncian obispos de México Plan de Emergencia para atender a incontables comunidades afectadas

  • Recuerdan que no sólo ha sido el terremoto del 19 de septiembre, sino una serie de catástrofes naturales que han puesto al país en una situación complicada

Anuncian obispos de México Plan de Emergencia para atender a incontables comunidades afectadas

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través de la Comisión de Pastoral Social, específicamente a través de la oficina de Cáritas Mexicana, trabaja en un Plan de Emergencia Estratégico con la finalidad de ayudar a todas las comunidades afectadas por los desastres naturales que han azotado al país en las últimas semanas.

Tras recordar que se han cumplido 72 horas del sismo que sacudió la zona centro del país, dos semanas de los fenómenos meteorológicos en los estados de Oaxaca y Chiapas, así como tres semanas de las devastaciones que sufrió Baja California Sur, lo obispos mexicanos han emitido este viernes un nuevo mensaje al pueblo mexicano, para animarlo a seguir adelante.

Titulado “Abrazo en la fe a los que sufren, reconocimiento, gratitud y llamado al compromiso para hacer el bien, bien”, el mensaje recuerda que son muchas las comunidades afectadas en diez entidades federativas del país, por lo que el Plan Estratégico anunciado se encuentra en estos momentos en la “difícil tarea de reunir información y hacer un análisis de la realidad, junto con la enorme tarea de organizar la ayuda inmediata que está en nuestras manos”.

Un abrazo en la fe

Firmado por el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el mensaje manifiesta la cercanía de los obispos a tantos hermanos que sufren, así como el reconocimiento de tantas muestras de generosidad y entrega incansable, de hombres y mujeres que han respondido ante la emergencia “con entrañas de compasión y valentía”.

“Valoramos y alentamos los esfuerzos de nuestros hermanos obispos, sacerdotes y sus comunidades parroquiales, de distintas congregaciones religiosas y grupos laicales, escuelas y universidades católicas, que desde sus específicos carismas y dones, han prestado una ayuda ininterrumpida a los damnificados, a través de la instalación de refugios, centros de acopio, atención en hospitales, así como en el constante aliento a través de la Palabra y los servicios religiosos”, señala.

Destaca el trabajo de las comunidades parroquiales y religiosas que, a pesar de ser las primeras damnificadas por el derrumbamiento de sus instalaciones, “han hecho a un lado su dolor para volcarse en el servicio de la sociedad a la que sirven en una dinámica fraterna y generosa”.

¡Gracias!

En cuanto a la acción solidaria del pueblo de México, los obispos reconocen los múltiples gestos decididos de caridad, que se han traducido en toneladas de ayuda que se han hecho llegar a los sectores más apartados y desprotegidos de diferentes diócesis; así como el apoyo de otras Conferencias Episcopales, empresarios, fundaciones, organismos civiles y eclesiales internacionales, “que han salido a nuestro encuentro”, ayuda que ha sido gestionada y coordinada a través de Cáritas de México.

“Por supuesto –añade el texto– agradecemos profundamente la oración, aliento y cercanía del papa Francisco, así como su donativo económico”.

Colecta por México

Por otro lado, los obispos hicieron un recordatorio para que este sábado 23 y domingo 24 de septiembre, se lleve a cabo una Colecta Nacional en todos los templos de México, “que pueda recoger la solidaridad de nuestros fieles a favor del Pueblo de México”.

Explican: “Hoy, más que nunca, estamos llamados a ser una Iglesia ‘en salida’, capaz de diálogo y encuentro, dispuesta a vivir el don y la gratuidad, de ser pobre en tanto tiene la capacidad de vaciarse de sí misma para mostrar el amor concreto del Padre, que a través de su Hijo nos enseña a ser caridad, sacrificio, entrega y fecundidad en medio del mundo, de manera discreta y sencilla”.

Finalmente, recuerdan que la realidad nacional convoca a los mexicanos a pensar, actuar y convivir en los más altos valores de la generosidad, la gratuidad, el bien, la verdad y la caridad, “que no provienen solamente de nuestras fuerzas o inteligencias, sino que son dones de Dios, que debemos acoger, cuidar y fomentar”.

“Es tiempo de elevar nuestra mirada y encontrarnos en un fin común, que nos saca de cualquier egoísmo, protagonismo o interés particular. El claro testimonio de muchas personas –especialmente jóvenes–, nos muestran que la corresponsabilidad y la confianza, es el camino de toda civilización verdaderamente humana”, concluye.

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