SECRETO PONTIFICIO, por Juan Rubio

¡Ojo al dato! Un arzobispo me contaba cómo se había enterado del nombramiento de un obispo sufragáneo suyo meses antes a través de un digital. Se solía echar la culpa de las filtraciones al Ministerio de Justicia. Hoy se hacen sondeos entre los rumores. El secreto pontificio obliga a clérigos, no a periodistas. Aumenta el malestar y crece la desconfianza.

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