(+ Nicolás Castellanos Franco– obispo emérito de Palencia)
“La revista reúne los parámetros y medidas de un auténtico ‘taller’ de trabajo, ‘foro’ abierto de discusión y ‘hogar’ eclesial”
Nada mejor que estrenar el 2009 con un canto agradecido a Vida Nueva, en sus Bodas de Oro, recién celebradas y conmemoradas, por sobrevivir con fidelidad creativa, despertar el aliento de “Vida Nueva” y caminar al ritmo, paso y pálpito de los tiempos, haciendo la parábola del compartir y apuntar hacia la utopía, al final de las utopías. Por supuesto, no siempre con la misma intensidad y vigencia.
Vida Nueva nace con una vocación decidida de cambio, de mirada prospectiva. Intuye los nuevos levantes aurorales eclesiales que anteceden al Concilio Vaticano II (1963-1965) en la experiencia cristiana, del nuevo kairós. Y sus mentores sienten la necesidad de descubrir los nuevos lugares teológicos y llenar un vacío eclesial, pastoral, en la evangelización.
En la línea de pensamiento, de inspiración cristiana, allí estaba la revista El Ciervo, que sobradamente lo cumplía. Excelente binario en el itinerario cristiano del siglo XX: El Ciervo-Vida Nueva. Sería muy iluminadora una tesis histórico-pastoral de su aportación señera y de su pensamiento en los últimos 50 años del catolicismo en España. Ambas constituyen un hontanar fecundo de aguas renovadas en el renacer eclesial de hace 50 años.
Mi modesto itinerario pastoral camina por este binario. Lo descubrí, incluso antes de estrenar sacerdocio, en el monasterio agustino de La Vid (Burgos). Desde ahí, no dudo en calificar, definir y afirmar que Vida Nueva reúne los parámetros y medidas de un auténtico “taller”, “foro”, “hogar”.
Taller”, porque es escuela, con muy buena mano de obra, en la ciencia, sabiduría y arte de la información y formación, fruto y resultado de un equipo experto en visiones, que se adelantaron a la iluminación magistral del Vaticano II, inspirados en la Palabra de Vida, en los signos de los tiempos, en la fuerza teológica y la actualidad del pensamiento de ayer y de hoy. La obra del “taller” siempre es en equipo. En el “taller” se procesa la información y se amasa la formación.
Vida Nueva siempre se ha constituido en “foro” abierto, lugar para discutir, iluminar, abrir horizontes en los temas candentes eclesiales, sin cerrar la puerta a nadie. Un “foro” en donde se piensa, se ejerce la crítica, se practica la profecía, con mayor o menor dosis de audacia y parresía. En donde se anuncia más que se denuncia, con cierto sentido crítico, creativo, constructivo.
Finalmente, encontramos en Vida Nueva un “hogar” eclesial, en donde se ama, se acoge, se abren horizontes de vida nueva, de futuro, y se buscan respuestas de hoy a los problemas de hoy. Aquí “uno se siente en casa, tanto por la sensibilidad eclesial que expresa Vida Nueva, como por el tipo de formulación que se desarrolla en ella”.
Lugar donde, al amor simbólico de la lumbre, con el pan caliente y el vino envejecido, se comparten pasiones nobles, utopías que pueden ser realidad, un futuro con horizontes. Dime qué sueñas y te diré qué eres… O lo que cantaba aquella canción del noreste brasileño: “Soñar juntos es el comienzo de la realidad”.
En esta aura, con viento apacible y suave, remando mar adentro, Vida Nueva infunde aliento, soplo, hálito renovador e innovador en el Pueblo de Dios y en la sociedad. Y voy a mostrar con evidencia que Vida Nueva INFORMA, FORMA, ANUNCIA Y DENUNCIA.
Abro la revista, al azar, y me encuentro con esta joya: “El Club de la Miseria: más de 50 países forman parte de él” (VN, nº 2.610, p. 40). Ciertamente, desde Bolivia, desde el sur, esto es una joya.
INFORMA que Paul Collier escribió El Club de la Miseria sobre el drama de 58 países y mil millones de personas.
FORMA: “A base de trabajo, ahorro e inteligencia una sociedad puede salir de la pobreza”.
ANUNCIA que es posible abandonar ese Club de la Miseria.
Y DENUNCIA que se puede, si no queda atrapada por estos cuatro cepos o trampas: conflictos violentos, recursos naturales valiosos, falta de salida al mar y mal gobierno. Formidable denuncia profética, realista, pragmática y, al mismo tiempo, didáctica.
Resulta de una contundencia aplastante para los que vivimos en Bolivia.
Vida Nueva, fiel a sus orígenes, sigue enviando mensajes críticos, positivos, esperanzadores. Siempre abre caminos nuevos hacia la utopía del Reino de Jesús.
En el nº 2.652 de Vida Nueva (especial 50º aniversario).