(Alberto Iniesta– Obispo Auxiliar emérito de Madrid)
“En el Apocalipsis hay una orgía de colores, pero el símbolo de lo perfecto, de lo divino y de lo santo es el blanco. Al fin y al cabo, según la teoría física de los colores, el blanco es la síntesis de todos los demás”
Desde el siglo pasado, la tipografía ha mejorado mucho. Cuando yo era niño, mi padre compraba dos semanarios gráficos, impresos en negro sobre blanco. Y punto. Hoy, las revistas se imprimen a todo color, no sólo las fotografías y los adornos tipográficos, sino los fondos, los textos y hasta los titulares, como una borrachera de colores, colorines y coloretes, que gritan desaforadamente por reclamar nuestra atención. Aunque bien es posible que esté generalizando y exagerando. Hay también revistas de una gran calidad, en las que hasta la publicidad es una obra de arte.
De todos modos, lo que quisiera destacar es un aspecto que afecta a los que estamos más o menos cegatos o cecucientes, por la enfermedad, por la edad o por las dos cosas, siempre con la lupa en la mano, para poder enterarte de algo de lo que tanto te interesa; por ejemplo, en revistas cristianas. Cuando la letra es pequeña, me limito a leer los titulares. Hay revistas que facilitan el contenido del artículo con brevísimos resúmenes en titulares al margen o en medio del texto, pero a veces los ponen en color, y entonces ya me pierdo, sobre todo con el color rojo, que ahora ya no puedo leer. Hay una revista -muy buena, por lo demás-, que tiene la originalidad de imprimir el editorial alternativamente en dos tintas: párrafo en negro, párrafo en rojo, párrafo en negro, etc.
Naturalmente, no pretendo que por mi causa pierdan en brillo y presentación nuestras revistas, aunque sospecho que en mis condiciones estaremos bastantes, y algo sí se podría tener en cuenta. Por ejemplo, volcando todo el color en las fotografías y los adornos tipográficos, reservando para los textos el negro sobre blanco o el blanco sobre negro, que también es resultón.
En el Apocalipsis hay una orgía de colores, pero el símbolo de lo perfecto, de lo divino y de lo santo es el blanco. Al fin y al cabo, según la teoría física de los colores, el blanco es la síntesis de todos los demás.
En el nº 2.659 de Vida Nueva.