EDITORIAL VIDA NUEVA | Las revelaciones de nuevos documentos confidenciales de la Santa Sede conocidos en los últimos días vienen a llover sobre un suelo que está lejos de secarse. El libro que se acaba de publicar en Italia titulado Las cartas secretas de Benedicto XVI no solo parece un nuevo intento de desestabilizar al cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, sino que añade un peso más a ese zurrón de escándalo y descrédito que la Iglesia viene soportando en los últimos meses.
Por eso mismo, la comisión cardenalicia ordenada por el Papa hace unas semanas para encontrar a los culpables de las filtraciones ha de esmerarse, y rápido, antes de que –más allá del morbo de los titulares y el amplio despliegue mediático con el que son acogidas– empiece a cundir el desánimo ante el hartazgo de los politiqueos y rumores de sacristía de algunos jerarcas, cuando son otros los problemas urgentes de la Iglesia en este siglo XXI.
En el nº 2.802 de Vida Nueva. Del 26 de mayo al 1 de junio de 2012
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