(M. Doblas, M. Gómez y A. Yánez– Málaga) Somos unas adolescentes a las que nos gustaría expresar nuestra opinión sobre la campaña de la CEE en contra del aborto. Leímos que el director de la Estación Biológica de Doñana la consideraba “poco ética, de mal gusto y de poca decencia”. Lo poco ético es tener que hacer una campaña para proteger la vida humana. De mal gusto sería que aparecieran imágenes de lo que realmente es un aborto. Y poco decente es desviar la atención diciendo que ha sido financiada con el dinero de los contribuyentes.
Lo único que se pretende dar a entender es que también se debe respetar la dignidad de una persona que va a nacer, y nadie puede quitarle la oportunidad de vivir. Según la Declaración de los Derechos Humanos, todos tenemos derecho a nacer (vivir). Cualquier ser humano adquiere los derechos por el simple hecho de nacer, y no le pueden ser arrebatados en ningún momento de su vida (tampoco antes de nacer). Se anda por las ramas al afirmar que la campaña es sólo de parte de la jerarquía eclesiástica, cuando hay muchas personas de otras religiones (y de ninguna) que están en contra del aborto. Además, nos ha impresionado muchísimo que la ministra de Igualdad, siendo mujer, haya aprobado el aborto libre hasta las 22 semanas de embarazo a menores de edad y sin consentimiento paterno. ¿Estamos locos o qué? Si para ponerse un piercing o cualquier intervención quirúrgica hace falta la firma de los tutores legales, ¿cómo van a permitir que una menor se deshaga de su propio hijo? El Gobierno debería pensar lo que hace antes de aprobar una ley como esta.
En el nº 2.656 de Vida Nueva.