VALENTÍN ABELENDA (correo electrónico) | Al cumplirse diez años de la aprobación de la ley mal llamada del matrimonio homosexual, cabe recordar, contra lo que algunos han dicho, que la Iglesia no impuso nada. Ni quería ni podía hacerlo.
Solo habló con libertad, como hoy lo sigue haciendo, y recordó la propuesta del verdadero matrimonio. Millones de personas, también en España, la conocen, la siguen y la convierten en testimonio de vida.
En el nº 2.950 de Vida Nueva
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