Delegado de Apostolado Seglar de Santiago de Compostela
(M. Á. Malavia) Acaba de organizar recientemente unas jornadas sobre ‘El domingo, el día del Señor’. ¿Cree que los fieles hacen cada vez menos esfuerzos por compaginar la oferta del ocio del fin de semana con la misa dominical? Creo que sí, sinceramente. Hay necesidad de espiritualidad, sed de Dios, pero muchas veces se cubre de otro modo. Ya no se ve tan necesario reunirse en comunidad, hay cierto desapego de la Iglesia. Las familias bautizan a los hijos… y ya está. Falta algo más.
¿Y qué es ese ‘algo’ que falta? Falta vivir la fe con entusiasmo y pasión. Falta querer ahondar en la experiencia con Dios, verla como fundamental. Y falta querer hacerlo en comunidad, con los demás, sin recluirnos en nosotros mismos.
¿Qué papel juega el laico en el seno de la Iglesia? Una cosa es el que juega y otra el que debe jugar. Por desgracia, como digo, falta compromiso por querer vivir la fe en medio del mundo. Para mí la esperanza está en que los laicos estén organizados, en que haya grupos en las parroquias que se junten regularmente para rezar y vivir su fe juntos, con un auténtico sentido eclesial.