(Raúl Berzosa– Obispo auxiliar de Oviedo)
“Que en las comunidades cristianas se imponga la austeridad para hacer posible la solidaridad y cumplir lo expresado en Novo Millennio Ineunte n. 50: que los pobres se sientan como en su casa”
Estrenamos un año nuevo, marcado por la profunda crisis. Cada español debemos unos 27.000 euros. Como remedios, a medio y largo plazo, se proponen: calidad de enseñanza e investigación; mejora de las infraestructuras de comunicación; desarrollo de fuentes de energía limpias y baratas; cuidar los bienes de todos -especialmente los ecológicos-; no romper, debido a los nacionalismos y autonomías, el mercado interno español; velar por la dignidad de las personas frente al capital; y vigilar el mundo financiero para evitar irregularidades.
Me atrevo a subrayar cinco principios:
1. Volver a resituar los valores en nuestra existencia: “No sólo de pan vive el hombre”. El corazón de la sociedad no puede ser el “dios dólar y eurodólar”.
2. Reconsiderar el sentido y deriva de la globalización y del neoliberalismo: no se puede hacer sólo una “globalización de mercaderes” sino una “mundialización de la solidaridad y del espíritu”.
3. Que, a la hora de afrontar los retos y dar respuestas estatales, no se vaya sólo ni principalmente a paliar a los grandes (bancos, entidades financieras, grandes empresas), sino también a las familias y pequeñas y medianas empresas. Y no abandonar a los más débiles.
4. Que en las comunidades cristianas se imponga la austeridad para hacer posible la solidaridad y cumplir lo expresado en Novo Millennio Ineunte n. 50: que los pobres se sientan como en su casa; desarrollar la imaginación y coraje para descubrir y dar respuesta a las nuevas pobrezas; y un principio de san Vicente de Paúl: “Los pobres sólo nos perdonarán la vejación de darles limosna, pan o abrigo por el amor y autenticidad que pongamos en ello”.
5. Hacer realidad la pedagogía de la parábola del Buen Samaritano, en sus pasos: Consciencia: “Lo vio”; compasión: “Dejó hablar al corazón”; cercanía: “Lo tocó”; se involucra: “Le vendó las heridas y le curó con aceite y vino”; acompañar: “Lo montó en su borrico”; colaboración responsable: “Pagó dinero para que lo atendieran”.
Todo un reto y una esperanza.
En el nº 2.645 de Vida Nueva.