(Antonio Gil Moreno) Acaba de salir un libro a la calle cuyo titulo llama especial atención: Jesucristo falta a clase (PPC). Un libro-regalo de José Luis Corzo, profesor del Instituto Superior de Pastoral y adelantado en el ancho y apasionante campo de la “Teología de la educación”, para todos aquellos que tienen la vocación y la misión de educar. Acaso, esta misión la tengamos todos, porque todos, aunque sólo sea con el sencillo gesto de una sonrisa o de una mirada, somos educadores, podemos formar, influir, orientar y, sobre todo, ser testigos de mundos y valores nuevos ante aquellos que cruzan a nuestro lado.
Corzo ha tenido el acierto de titular como los ángeles una pequeña obra, en presentación y apariencia, modesta y sencilla, pero colosal en lo que él califica de “Notas”, que no son más que destellos de luces nuevas para padres, maestros y alumnos. Atrevámonos a educar. No olvidemos que educa quien sabe dar sentido, responsabilidad y esperanza a otro ser humano para que asuma su propia existencia como realidad, don y tarea, en cuanto persona, ante sí mismo; como prójimo, ante el otro; como ciudadano, ante la sociedad; y como creyente, ante Dios. Y teniendo siempre en cuenta lo que dice don Fernando Sebastián: “La educación sólo puede llevarse a cabo en el marco de una relación de amor y confianza”.
En el nº 2.646 de Vida Nueva.
